2º Domingo después de
Navidad
Eclesiástico
24,1-2.8-12; Salmo 147,12-13.14-15.19-20; Efesios 1,3-6.15-18; Juan 1,1-18
5 de enero de 2025
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P. Chava, SVD |
El amor es el
sentimiento que genera vida. Por ejemplo, el amor mueve a las personas y al
mundo. Hay gente que vive para generar amor, personas que son capaz de hacer
cosas por el amor. Ellas están motivadas por el amor hacia su familia, y a sus
seres queridos. Dedican mucho de su tiempo, de su experiencia y de su
entusiasmo para satisfacer las necesidades de sus seres amados. El amor a la humanidad
impulsó a Dios para darnos a su propio Hijo, para que se encarnara, se hiciera
un hombre. Su Hijo: Jesús, que es el Verbo Divino.
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P. Chava, SVD |
En el libro del
Eclesiástico, Dios pone su tienda su mora en medio del pueblo Israel. El Señor
es fiel a la alianza pactada con el Pueblo de Dios. Señalan que en Sión
consagrarán un Templo para que habite ahí el Señor. Jerusalén se convertirá en
referencia como lugar de encuentro entre Dios y su pueblo. Y esa es la
esperanza del Pueblo de Israel que tiene al Señor de su lado en medio de ellos.
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P. Chava, SVD |
En la carta a los
Efesios vemos que Jesús nos trae una gran bendición de Dios al encarnarse, pues
se revela parte del misterio del Señor: Dios es amor y en consecuencia, como
acto de amor, se encarna para estar más cerca de nosotros. Por eso la encarnación
de Jesús, nos eleva a la dignidad de ser Dios. Jesús el Emanuel el Dios con
nosotros, hace visible este gran hecho en la historia de la humanidad. La
revelación de Jesús, coloca a la humanidad, a la misma dignidad de ser sus
hijos, por medio de la fe en el Verbo Divino, que es Jesús.
En el evangelio en el
Prólogo de san Juan: nos sintetiza el misterio de la economía de la salvación
de Dios, es decir, el proyecto que Dios tiene para la humanidad. Pues primero
crea todo cuanto existe, siendo el hombre el culmen de su creación. Dios decide
irrumpir, en la historia de la humanidad, en circunstancias concretas: en un
pueblo (Israel), en una época (en la plenitud delos tiempos) y sus
circunstancias: oprimido por el imperio de la época (Roma). Jesús es el Verbo
Divino que existía desde siempre y se encarna, en la realidad del pueblo de
Israel. Pero muchos rechazaron a Jesús, no creyeron en él. Pero los que lo
llegaron aceptar, se convirtieron en sus seguidores y al mismo tiempo
participaron de la dignidad de ser hijos de Dios.
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P. Chava, SVD |
El mundo se deja llevar
por la indiferencia, por la frialdad del rechazo y exclusión, donde sólo el que
produce es útil y el resto se convierte en escoria, en personas desechables.
Por eso el amor de Dios nos vino a recordar que somos “personas valiosas para
Dios” porque somos sus hijos. Al unirnos con Jesús, por medio de la fe y los
sacramentos, nos hace recordar que somos hijos de un mismo Padre, que es Dios.
Y el Verbo se hizo carne y habito entre nosotros.
P. Chava, SVD, es
misionero del Verbo Divino. Párroco de la parroquia Nuestra Señora del Carmen,
Diócesis Sevilla, España.
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