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P. Chava, SVD |
2º de Cuaresma - Ciclo B
Génesis 22,1-2.9-13.15-18; Salmo 115; Romanos 8,31b-34;
Marcos 9,2-10
Domingo,
1 de marzo de 2015
Obedecer, es ceder
la voluntad a otra persona o a Dios, pero ¿hasta qué punto la obediencia es autentica
o necesaria?, tenemos muchos ejemplos de disciplina y entrega en los pasajes bíblicos.
Pero lo que no tiene sentido es obedecer por obedecer, por eso la obediencia
cobra sentido cuando es para un bien mayor: para generar vida; para mostrar el
amor total, por eso el sacrificio cobra sentido: "el darlo todo", cuando es por
amor.
Abrahán, obedece
a Dios y lleva a su hijo Isaac para que sea "sacrificado" para Dios. Cuando estaba
todo para realizarse el rito de sacrificio, es el mismo ángel quien por órdenes
de Yahvé detiene el sacrificio de Issac, y es ahí que se pronuncia Dios a Abrahán
que por mantener su fidelidad, su descendencia será incontable y que el pueblo
que se forme de esta dinastía, será él que santifique a todas las naciones de
la tierra. Por eso cantemos como dice Salmo 115 “Caminaré en presencia del Señor en el país de la vida”.
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P. Chava, SVD |
Pablo,
nos habla que Dios asumió el sacrificio de Jesús para salvación de la
humanidad, por tanto en Jesús colocamos nuestra esperanza de vida eterna y resurrección,
en Jesús podemos confiar pues él nos rescato donando su vida para nuestra
salvación.
Jesús,
sube al monte con Pedro, Santiago
y Juan, ahí ellos presencian la trasfiguración
de Jesús, incluso llegan a percibir a dos hombres: a Elías y a Moisés. Dentro
de toda esta riqueza de símbolos y significados Jesús anuncia su final: que
tienen que bajar a Jerusalén para padecer, y dice a sus discípulos que lo tienen
que seguir. El subir a la montaña, nos recuerda el lugar de encuentro con Dios,
el ver a un profeta y aun patriarca, les da la seguridad a los discípulos de la
tradición judía: la ley y los prefectas; y por último están seguros de seguir a
por Dios, por la voz de Yahvé, que nos recuerda la unción y bendición de Dios
para sus mensajeros.
El amor, puede
conducir a la locura, y es en la cruz donde contemplamos el amor total de Jesús
por Dios y por la humanidad, es en la entrega total donde Jesús nos redime de
nuestros pecados, nos pone el gran ejemplo de seguirle y seguir a Dios, no de forma
siega, sino con un sentido de pertenecía y de amor. Por eso, cuando dedico mi
tiempo para ayudar al prójimo, para sanar sus heridas, para ayudarlo a salir de
sus debilidades y carencias: comida, vivienda, educación, salud, etc., y aunque
todo esto me requiera un gran sacrificio, vale la pena ante Dios y mi prójimo,
pues hago presente el Reino de Dios y su justicia aquí y ahora, entonces cobra
sentido mi amor por Dios y por la humanidad.
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P. Chava, SVD |
P. Chava, SVD, Misionero del
Verbo Divino, Vicario de la Parroquia Virgen del Alba, Alcorcón, (Diócesis de
Getafe), Madrid, España.