P. Chava, SVD |
Eclesiastés 1,2;2,21-23; Salmo 89; Colosenses 3,1-5.9-11; Lucas 12,13-21
31 de julio de 2016
¿Qué
valor tienen las cosas?, para algunos vivir significa poseer, tener, acumular:
cosas riquezas, poder, en fin todo aquello que nos atrae y nos motiva a
movernos. Pero en la Palabra de Dios descubrimos que no todo lo que brilla es
oro, o mejor dicho, las cosas materiales son sólo eso, materia que puede durar
o no, que podemos poseer o no, pero al final las cosas nos dejan, porque tarde
o temprano nos separaremos de ellas.
En el libro de Eclesiastés, nos advierte que la
gloria es pasajera y que el afanarse por las cosas de este mundo es vanidad de
vanidades, porque también son pasajeras; pues tarde o temprano lo que
trabajos para nosotros mismos terminara en manos de otras personas o
simplemente se acabaron: el poder, el dinero, las riquezas, la juventud, la
inteligencia, entre otras tienen su tiempo de caducidad. Por eso es bueno confiar más en el Señor que
en las cosas materiales como nos dice el Salmo 89: “Señor, tú has sido nuestro refugio de
generación en generación”.
P. Chava, SVD |
En el libro de Colosenses san Pablo insiste en
que tenemos que ser otro Cristo, una nueva humanidad: ser hombres y mujeres
nuevos. Pero para esto tenemos que dar
muerte a nuestros pecados terrenales como la fornicación, la impureza, la
pasión, la codicia, la avaricia, la
idolatría, por mencionar algunos. Pues la naturaleza divina rechaza todo
aquello que atenta contra el ser humano y la voluntad de Dios. Por eso es
importante unirnos a Cristo, pera sentir repudio al pecado y necesidad de estar
con Dios.
En el evangelio Jesús dice “Mirad:
guardaos de toda clase de codicia. Pues, aunque uno ande sobrado, su vida no
depende de sus bienes.” Esto significa que no podemos tener como prioridad en
la vida el dinero, el poder, las riquezas, pues mismo teniéndolas son solo
bienes temporales pues en algún momento de nuestras vidas las perderemos y
simplemente moriremos, y por tanto esas posesiones no nos servirán más. Sin
embargo comprendemos que hay que construir el Reino de Dios y su justicia, con
eso basta para comprender que el amor de Dios se hace presente en nuestra realidad,
al dar amor, al ser prójimo del más necesitado, al ponernos al servicio de los
demás para hacer de nuestras vidas algo útil para los demás y dar testimonio de
nuestras vidas para ser reconocidos cristianos discípulos de Jesús.
El ser
humano muchas veces basa su autoestima en sus posesiones, porque las cosas son
una extensión de su ser. La seguridad del bienestar nos obliga a buscar lo básico
e indispensable, pero a veces nos quedamos ciegos del proyecto de vida que Dios
quiere para ser humano. Es ahí donde distinguimos del bien y el mal, porque
muchas personas con tal de tener, y poseer son capaces de hacer mucho mal,
incluso a valorizar más las cosas que a las mismas personas. Por eso Dios nos
hace pensar que la vida es más importante que las cosas que podamos poseer. Que
Dios nos hizo para vivir, para amar, para ser felices, para compartir y servir.
P. Chava, SVD |
P. Chava, SVD: Misionero del Verbo Divino, Vicario de la
Parroquia Virgen del Alba, Alcorcón, (Diócesis de Getafe), Madrid, España.