P. Chava, SVD |
Génesis 14,18-20; Salmo 109; 1 Corintios 11,23-26; Lucas 9,11b-17
Domingo, 29 de mayo de 2016
Corpus Christi, es el día que le dedicamos a
adentrarnos al misterio de la entrega total de Jesús para salvar a la
humanidad, ofreciéndose a sí mismo como ofrenda para consagrarnos, rescatar al
pecador, y salvar a la humanidad de su autodestrucción, por eso Jesús nos dejó
en las especies del pan y el vino el sacramento que los cristianos nos unimos
en torno al altar para recordar su hazaña de amor.
En el libro del Génesis Abran es reconocido como el
vencedor de la batalla por eso Melquisedec como sacerdote y rey de Salem sale a
su encuentro con las ofrendas del vino y el pan para ofrecerlas por este logro
en la batalla, con la ayuda de Dios; Melquisedec será la futura referencia del
sacerdocio real de “Jesús”, y de todos los sacerdotes consagrados al Dios
altísimo; por otra parte recordemos que el pueblo de Dios es un pueblo
sacerdotal (Éxodo 19,6 ; 1
Pedro 2:9) y por eso junto con
los sacerdotes consagrados cantaremos el Salmo 109 “Tú eres sacerdote eterno, según el rito de
Melquisedec”.
P. Chava, SVD |
San Pablo escribe a los corintios, dándoles las
orientaciones litúrgicas del culto y tradición de la Iglesia: sienta las bases
del porqué la comunidad se tienen que reunir alrededor de la mesa y pronunciar
las palabras y ritos que hizo Jesús en la última cena; afirmando que es
necesario para bien de la humanidad, el que celebramos y celebráremos la
eucarística por los siglos de los siglos en nombre de Jesús. Porqué con su
cuerpo y con su sangre de Jesús, hacemos memoria de la nueva alianza de Dios
con la humanidad.
En el evangelio de Lucas, miramos la compasión de
Jesús por la gente que le sigue, insiste en que sus discípulos tienen que
atender al pueblo en cuestión de saciar sus necesidades básicas como es el
comer; es ahí donde surge el milagro, Jesús bendice el pan y los peces, los
reparte de forma ordenada y el pueblo queda saciado, dicen que eran unos cinco
mil hombres. Jesús se compadece y les da de comer, y deja como doctrina el
compartir los bienes que tenemos y tener fe en la misericordia de Dios, porque
Él bendecirá y multiplicará los bienes que tenemos para cubrir nuestras
necesidades.
La eucarística como el orden sagrado (las personas
consagradas para ser sacerdotes, por el llamado de Dios), estos dos sacramentos
nos los dejó el mismo Jesús como practica comunitaria para reunirnos y celebrar
su presencia entre nosotros. Desde el origen del cristianismo, la comunidad
cristiana se reúne para la fracción del pan, además de formar juntos la
Iglesia, el nuevo pueblo de Dios; la comunidad cristiana se une para hacer frente las necesidades del
pueblo y como acción de gracias celebramos la misa, para glorificar a Dios y
para estar más unidos a Él en la alianza del sacramento eucarístico, y es el
sacerdote que en su nombre consagra y transforma el pan y el vino en su cuerpo
y en su sangre, por eso Cristo nos da vida para que tengamos vida a través de
Él.
P. Chava, SVD |
P. Chava, SVD: Misionero del Verbo Divino,
Vicario de la Parroquia Virgen del Alba, Alcorcón, (Diócesis de Getafe), Madrid, España.