P. Chava, SVD |
Jeremías (1,4-5.17-19; Salmo 70,1-2.3-4a.5-6ab.15ab.17; 1 Corintios 12,31–13,13; Lucas 4,21-30
Domingo, 31 de enero de 2016
Profeta en tierra de nadie; Dios necesita comunicarse,
lo hace por la tradición oral y escrita, y al mismo tiempo con el mismo hombre.
Dios escoge lo frágil para mostrar su poder; escoge al necio para reiterar su
palabra; escoge conforme a su voluntad. Desde siempre Dios se vale del mismo
hombre para hacerse visible en las conciencias de los seres humanos.
Es vital vivir bajo la voluntad de Dios como es vital
tener un equilibrio en nuestras vidas para vivir en armonía, conforme a la
cultura, lengua y raza, es decir somos seres condicionados por nuestras circunstancias.
El problema es cuando intentamos vivir sin Dios y sin tradiciones, que nos marquen.
Porque nuestro egocentrismo puede más, y nos lleva muchas veces al vacio de la
relatividad, donde todo vale, y nada es
importante.
El profeta Jeremías es elegido por Dios desde antes de
nacer, en el seno materno, para ser su profeta; su mensajero en el pueblo de
Israel. Jeremías es el protegido del Señor, por eso hablará con libertad y dirá
los pecados del pueblo, en consecuencia el pueblo de Judá como sus representantes
políticos y religiosos; lo odiaran y
intentaran hacerle daño.
San Pablo en la carta
a los corintios nos regala unas bellas palabras a considerar en nuestras
vidas: “sin amor nada somos”. Porque hay muchos motivos para vivir y hacer con
nuestras vidas lo que sea, pero ellas quedan vacías y sin sentido si no
contienen amor, y no promueven el amor en su entorno.
P. Chava, SVD |
Jesús es ungido por la Palabra de Dios; Jesús se
autoafirma y desvela parte del misterio de la salvación, diciendo que Él es el
ungido: “el Mesías”, es decir, el libertador esperado por el tiempo del Pueblo
de Israel, pero al compartir la salvación con otros pueblos causa escándalo y desprecio
por su propio pueblo. Porque nadie es profeta en su propia tierra. Sin embargo
sale airoso del problema.
Dios escoge y designa la vida de algunos para que sean
sus profetas, sus comunicadores, es decir, para que sean sus embajadores en
medio del Pueblo. Porque la memoria del ser humano se atrofia al pasar de los
años, y nos olvidamos de lo importante y esencial en nuestras vidas como es el
amor de Dios por la humanidad; como es el educarnos a cada día y hacernos
recordar que tenemos que ser justos y santos frente a nuestro prójimo; que la
vida es bien vivida cuando servimos con amor y entrega. Porque donando nuestras
vidas es como nos salvamos; porque cuando nos unimos somos más fuertes y
llegamos más lejos; porque Dios quiere ver a su pueblo libre del pecado y de
toda atadura que lo destruya. Por eso Dios manada profetas para recordarnos su
voluntad.
P. Chava, SVD |
P. Chava, SVD: Misionero del Verbo Divino,
Vicario de la Parroquia Virgen del Alba, Alcorcón, (Diócesis
de Getafe), Madrid, España.