P. Chava, SVD |
Apóstoles 2,14.22-33; Salmo 15; 1 Pedro 1,17-21; Lucas 24,13-35
Domingo, 30 de abril de 2017
P. Chava, SVD |
En la primera lectura de
Hechos de los Apóstoles san Pedro predica a los judíos sobre lo acontecido con
Jesús: murió un inocente en la cruz, pero Dios lo resucito. Además Pedro hace
una reseña del Rey David, que miro en alguna visión al Mesías que experimento
la muerte sin conocer la corrupción del cuerpo, lo mismo aconteció con Jesús,
por eso podemos relacionar y asegurar que Jesús es el Mesías que Dios mando al
pueblo de Israel. Salmo 15, “Señor, me enseñarás el sendero de la vida”.
P. Chava, SVD |
En la segunda lectura Pedro
relaciona la imagen de Dios al compararlo con un padre exigente, por lo mismo
sus hijos tienen que obedecer y portarse según su voluntad, para poder evitar
su ira y su juicio. Es una metáfora, no para tener miedo a Dios, sino para
comprender que Dios nos ama tanto que no quiere que suframos por nuestros egoísmos,
nuestra determinación de hacer daño al ser humano y al mundo para conseguir bienes
materiales. Por eso Dios nos pone límites y nos pone normas que nos ayuden a
convivir, respetar y amar al ser humano y su entorno; en definitiva a tratarnos
como sus hijos y como hermanos entre nosotros, que comparten un mismo mundo.
En el Evangelio según san
Lucas, nos narra la historia de conversión de dos discípulos que caminaban
hacia Emús que está a una distancia de más o menos 12 kilómetros de Jerusalén. Cleofás
con su compañero sienten con dolor la muerte de Jesús, y se indignan de que un
forastero no se haya enterado de tal brutal noticia; de cómo su maestro murió
en la cruz de forma injusta por las autoridades civiles y religiosas. El relato
nos crea una intriga, pues revela a los lectores que es Jesús quien ha
resucitado y Él explica a estos discípulos las escrituras para que comprendan
que todo esto tenía que suceder para que se cumpliese las escrituras. Los discípulos
reconocieron a Jesús al partir el pan, y contaron todo lo sucedido a los demás discípulos,
añadieron que ardían sus corazones cuando les explicaba las escrituras desde Moisés
hasta los profetas. Nuestras misas, hacen visible a Jesús, las comunidades
forman su cuerpo místico y todos los bautizados somos su Iglesia y su cuerpo en
la tierra: somos sus manos, sus ojos, sus pies, para hacer el bien y para
transmitir su amor a la humanidad.
P. Chava, SVD |
P. Chava, SVD: Misionero del Verbo Divino, Vicario de la
Parroquia Nuestra Señora de Altagracia, Diócesis de Madrid, España.
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