P. Chava, SVD |
Eclesiástico 35,12-14.16-18; Salmo 33; 2 Timoteo 4,6-8.16-18; Lucas 18,9-14
Domingo, 23 de octubre de 2016
¡Oh Señor! Escucha nuestras voces, acude a nosotros en
nuestro auxilio, porque sólo en ti podemos confiar para salvarnos. Sólo tú
puedes interceder por nosotros. Sólo tú Señor eres el verdadero Dios que nos
salva y nos redime de nuestras faltas.
El libro del Eclesiástico describe las cualidades de
Dios como juez: Él mismo Señor es imparcial, escucha las suplicas y los gritos
de sus fieles; imparte la justicia a su tiempo; de manera especial a los más
necesitados son los que acuden a Él para que se les haga justicia; porque Dios
así lo hace. Por eso el creyente debe tener fe y confianza en la justicia de
Dios y cantará el salmo 23 “Si el
afligido invoca al Señor, él lo escucha”.
P. Chava, SVD |
En la segunda lectura san
Pablo se dirige a Timoteo y su comunidad cristiana para desahogarse y ponerse
como ejemplo de fidelidad y perseverancia en el Señor mismo; porque muchos le
dieron la espalda y se olvidaran de los esfuerzos de Pablo para evangelizar y
en recompensa solo recibió el olvido y la ingratitud por parte de los hombres. Por
eso Pablo se pone de ejemplo de perseverancia pues mismo en las penurias de la
vida y de la soledad, Pablo se siente orgulloso de ser fiel a Jesús y como un
atleta a vencido el sufrimiento por el amor a Dios.
Jesús en el pasaje del Evangelio educa a sus discípulos
y pone una historia como ejemplo de el verdadero modo de vivir la religión; porque
delante de Dios nadie puede aparentar santidad y sentirse orgulloso por eso,
pues en la realidad Dios sabe qué es lo que hay en los corazones y en las
mentes de las personas; por eso quien consigue ser perdonado y justificado por
Dios es el que se humilla y reconoces sus pecados delante de Dios.
En un mundo tan violento donde la ausencia de Dios en
algunos momentos de nuestra vida se torna un tormento, descubrimos que nunca se
fue, sino que siempre estuvo ahí, Dios es fiel a sus hijos, está en los
mementos buenos como en los malos. ¡Es más!, en los momentos más humillantes de
nuestra vida, por mencionar algunos: cuando nuestros seres queridos se van;
cuando nos quedamos sin dinero; sin fuerzas; sin salud, entre otros;
descubrimos que: ¡Dios está justo a nuestro lado!, para oírnos; para ayudarnos;
para fortalecernos y para salvarnos, por tanto, si a Dios tengo, nada debo
temer, pues con Él venceré mis miedos y mis problemas.
P. Chava, SVD |
P. Chava, SVD: Misionero del Verbo
Divino, Vicario de la Parroquia Nuestra Señora de Altagracia, Diócesis de Madrid, España.
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