viernes, 17 de junio de 2016

“Ven toma tu cruz y sígueme”, 12º Tiempo Ordinario, Ciclo C

P. Chava, SVD
12º Tiempo Ordinario, Ciclo C
Zacarías 12,10-11;13,1; Salmo 62; Gálatas 3,26-29; Lucas 9,18-24
Domingo, 19 de junio de 2016

“Ven toma tu cruz y sígueme”, éste es el imperativo categórico de Jesús. Seguir a Jesús es una experiencia de vida con muchas renuncias y desapegos, seguir a Jesús significa darlo todo incluso hasta la propia vida. Como la semilla que cae en la tierra tiene que morir para dar vida, así Jesús nos puso el ejemplo con su muerte en la cruz, para darnos vida y ahora pide y exige que todos los cristianos hagamos lo mismo, tomar nuestra cruz para tener vida en plenitud.

En el libro de Zacarías anticipa la discreción del origen mesiánico: un descendiente del rey David salvará al pueblo de Israel con su pasión, “miraran al que traspasaron”. Dios no se olvida de su pueblo y menos en la tribulación, por eso su misericordia llega a las nuevas generaciones con el nacimiento de Jesús con su muerte y su resurrección. Por tanto el creyente cantará el Salmo 62 “Mi alma está sedienta de ti, Señor, Dios mío”.

San Pablo en la carta a los Galatas hace teología e interpreta el plan de salvación de Dios hacia su pueblo; pues según san Pablo en el sacramento del bautismo los cristianos nos unimos a Jesús para toda la vida, con este sacramento nos revestimos de Cristo y al mismo tiempo formamos otro Cristo en la tierra. Por tanto, los cristianos nos unificamos y quedamos en igualdad de condiciones, pues todos somos el mismo por Cristo, con Él y en Él.

P. Chava, SVD
En el evangelio de Lucas, nos encontramos con la revelación del misterio de la identidad de Jesús. La gran verdad esperada por el pueblo de Israel desde hace mucho tiempo: "el Mesías está entre nosotros". Pero aun tiene que guardarse el secreto, no puede ser revelado. Jesús da instrucciones a sus discípulos de seguirle, con un símbolo  muy fuerte, tomar la cruz, es decir, renunciar a la vida misma por seguir a Jesús. Porque en aquella época la muerte en la cruz era la pena máxima usada por los romanos para asfixiar revelaciones, este tipo de represión se le conoce como “la paz roma”, era usada para poner como escarmiento visible a la mirada de todos, es decir, en las vías donde pasaba la gente, y así provocar el miedo a los pueblos conquistados. Morir en la cruz era de los sufrimientos más humillantes y dolorosos de aquella época.

El amor perfecto para Jesús es: “dar la vida por sus amigos”; Jesús dio su vida para salvar a la humanidad, por eso nos ama tanto que no tiene precio su sacrificio. El amor todo lo puede; todo lo comprende; por amor, el ser humano, es capaz de despojarse de su propia vida para que tengan vida los demás. Ese amor genuino es el que nos exige Jesús hacer realidad todos los días de nuestra vida; al cargar con nuestra cruz, cargamos la felicidad de dar vida con nuestras propias vidas, de repartir el amor de Dios en medio de su pueblo, a través de nuestro sacrificio, porque dar la vida por los demás: "es la mayor prueba de amor que podemos dar en la vida".

P. Chava, SVD


P. Chava, SVD: Misionero del Verbo Divino, Vicario de la Parroquia Virgen del Alba, Alcorcón,   (Diócesis de Getafe),  Madrid, España.

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