P. Chava, SVD |
4º Tiempo
Ordinario, Ciclo C
Isaías
6,1-2a.3-8; Salmo 137; 1 Corintios 15,1-11; Lucas 5,1-11
7 de
febrero de 2016
El poder del líder reside en quien lo crea y a quien
sirve; esto se ve reflejado en las lecturas de hoy: así Dios es quien llama a
Isaías a ser un profeta en su pueblo; como a Pablo pasa de ser un perseguidor
de cristianos a ser un apóstol de Jesucristo; en el evangelio vemos también
como Jesús llama a un pescador para ser la piedra que sostendrá a su Iglesia.
Isaías es purificado de sus labios, con un carbón ardiente,
para proclamar la palabra de Dios a su pueblo perdido en el pecado; después de
la purificación Isaías se ofrece así mismo para ser el profeta enviado por Dios.
Salmo 137
“Delante de los ángeles
tañeré para ti, Señor”.
P. Chava,SVD |
En el
evangelio es Jesús quien escoge a Simón Pedro, para ser pescador de hombres.
Nadie puede entender como este hombre con solo decir algo suceden las cosas;
Jesús comienza el milagro de la abundancia, con cosas sencillas: sólo desea y ordena,
y las cosas acontecen; hay una pesca milagrosa de peces y de hombres.
En un
mundo donde el poder y el dinero pueden corromper, pues pareciera que es normal
el mal, la corrupción, la violencia, la injusticia, es ahí donde Dios nos
revela con su justicia, nos hace tomar conciencia que no se puede vivir en
mundo así. Por eso los profetas, los cristianos y muchos más están llamados por
Dios para restablecer un orden, con la implantación del Reino de Dios y su
justicia.
Dios nos gobierna con rectitud, nos muestra el
camino a seguir, nos revela su plan de salvación y para esto nos hace tomar
conciencia de lo bueno y lo malo; y va más allá nos hace distinguir lo mejor
entre lo bueno, y con esto hacemos prioridades en nuestra vida.
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