Belén, Virgen del Alba, P. Chava, SVD |
Isaías 52,7-10; Salmo 97; Hebreos
1,1-6; Juan 1,1-18
Viernes, 25 de diciembre de
2015
Una
nueva vida puede cambiarlo todo. Así le pareció a Dios, mostrarse a su
creación, hacer un antes un después del nacimiento de Jesús. Los cristianos se
lo tomaron muy enserio, que desde entonces marcaron la era cristiana desde la fecha
probable del nacimiento de Jesús.
Isaías,
da una gran alegría, Dios nuevamente rescata al Pueblo de Jerusalén de la
humillación, los fortalece con la esperanza de mejoría con la presencia de Dios;
esta presencia es eminente con la llegada de los mensajeros de paz que bajan de
los montes, por ellos han visto el rostro de Dios y transmiten su mensaje de
liberación al Pueblo de Israel. Por eso el Salmo 97 invita al pueblo a
reconocer: “Los confines
de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios”.
En
la carta a los Hebreos, nos describe la primogenitura de Jesús, como el
engendrado y no creado por Dios, como lo afirmamos en el credo que rezamos en
las misas. Jesús nos revela de primera mano los designios de Dios, antes apenas
teníamos interlocutores que interpretaban la voluntad de Dios, ahora es el
mismo Verbo Divino que nos revela la esencia de Dios: “el amor”.
P. Chava, SVD |
La
parte lúdica del ser humano exige: organizarse para reunirse con otros, formar
un rito para celebrar una fiesta, buscar experiencias que marcan la vida y con
esto crear una tradición. El problema es cuando se rompe el sentido de
celebración y se corrompe a las nuevas generaciones, distrayéndolas con otras
novedades que su inicio fin es enriquecerse o buscar poder, para los
organizadores.
Por
eso el cristiano debe tener muy en cuenta: ¿por qué celebra la navidad? Porque
el cristiano celebre la navidad como el acontecimiento que transformo la
realidad. El Verbo Divino se ha encarnado, el Hijo de Dios ha nacido en Belén
en un pesebre al lado de sus padres, unos animales, y ah él vinieron muchos a
visitarles entre ellos los pastores (Lucas 2, 1-20), “los sencillos de Dios”,
fueron los que vieron a Dios, al Verbo Encarnado. Porque Dios puso su tienda
entre nosotros (Juan 1,14) y Jesús es nuestra mayor alegría. ¡Ha nacido nuestro
salvador!
P. Chava, SVD |
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