P. Chava, SVD |
29 Tiempo Ordinario, Ciclo B
Isaías 53,10-11; Salmo 32; Hebreos 4,14-16; Marcos 10,35-45
Domingo,
18 de octubre de 2015
Entregar la vida, el sacrificio no se puede
entender sin una lógica, un propósito, un ¿por qué? Las lecturas de hoy nos
tratan de explicar el sacrifico y el sufrimiento con sentido, pues el pueblo de
Israel paso momentos muy difíciles en el exilio, san Pablo nos describe la
entrega de Jesús para salvarnos y el mismo Jesús dice que hay que dar la vida
para el bien común. Cuando entregas tu vida por amor a los demás cualquier sacrificio
se puede entender.
En el libro de Isaías, el siervo que entrega su vida
lo hace para expiación del pueblo escogido por Dios. Salmo 32 “Que tu misericordia, Señor, venga sobre
nosotros, como lo esperamos de ti”.
P. Chava, SVD |
En la carta a los Hebreos, Jesús es quien asume la condición
humana menos en el pecado para poder dignificar al ser humano, rescatándolo del
pecado y llevarlo así a la purificación de sus pecados, para alcázar la
misericordia de Dios.
En el Evangelio Jesús insiste en que el hijo del
hombre vino para servir y para dar su vida en rescate del mundo. Lo mismo tiene
que aspirar sus discípulos, que no les gane la tentación del poder y del dinero.
La vida entregada es una vida bien vivida, una madre
entrega su vida para salvar a sus hijos, un padre se esfuerza al máximo para el
bienestar de su familia, unos hijos hacen lo posible para dar dignidad de vida
a sus padres, y hay gente que es capaz de pensar no solo en su familia sino en
una comunidad y un pueblo, son capaces de darlo todo para que tengan vida.
Jesús nos invita al servicio y al sacrificio para dar vida a la humanidad.
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