sábado, 29 de mayo de 2021

Santísima Trinidad - Ciclo B

 Santísima Trinidad - Ciclo B

Deuteronomio 4,32-34.39-40; Salmo 32; Romanos 8,14-17; Mateo 28,16-20
30 de mayo de 2021

 

P, Chava, SVD
"Que viva Dios Uno y Trino en nuestros corazones y en los corazones de todos los hombres"  esto era el deseo de nuestro fundador Arnoldo Janssen, cuando se unió a Jesús y a su Iglesia en el proyecto de la evangelización, y construcción del Reino de Dios.
P. Chava, SVD

 



En la primera lectura Moisés le  recuerda al pueblo de Israel, que Dios es tan poderoso capas de liberar de su esclavitud; porque además lo ha escogido como su pueblo; le recuerda que sólo hay un solo Dios y que este Dios exige ese respeto. El Señor es el Rey de reyes y Señor de Señores, y es el único Dios capaz de distribuir la tierra en una justa equidad; por eso el pueblo de Israel puede sentirse afortunado por ser el escogido de Dios.

 

En la segunda lectura san Pablo, nos dice que recibimos un Espíritu que nos libera y que nos hace proclamar: “Abba” a Dios, es decir, nos hace descubrir que somos hijos de Dios en adopción. Con esa misma dignidad exigiremos respeto, unidad y fuerza en la comunidad de los creyentes, pues ante los ojos de Dios todos somos hijos y por tanto entre nosotros debemos tratarnos como hermanos en Cristo por la fe. Ya no debe existir ninguna división entre los creyentes, todos juntos formamos el nuevo pueblo de Dios.

 

P. Chava, SVD

En el evangelio, Jesús deja la orden a sus discípulos para ser sus misioneros para la expansión del Reino de Dios en el mundo. Así nace la evangelización, y reflejo de esa expansión son los sacramentos iniciales como católicos, el bautismo, la primera comunión, etc., otra consecuencia del anuncio del evangelio es la doctrina que nos enesña la Iglesia, la fe que profundizamos a lo largo de nuestras vidas y la tradición cristiana se vuelve cultura y religión, dándonos una identidad de ser seguidores de Jesús. La Iglesia católica por más de 2000 años ha cumplido el mandato misionero de evangelizar (dando a conocer las enseñanzas de Jesús) a los pueblos bautizando en el nombre del Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo.

 

P. Chava, SVD

El reconocernos hijos de Dios en adopción es por la enseñanza de Jesús, un ejemplo claro es cuando nos enseña a orar a Dios con el “Padre Nuestro”; en Pentecostés recibimos la fuerza del Espíritu Santo, para ayudarnos a reconocer a Jesús como nuestro señor y salvador. Todo bautizado es ungido con este mismo Espíritu de Dios. Todo esto es deseo de nuestro Padre Dios, por eso envió a Jesús para que nos revelara la voluntad del Señor para la humanidad; Dios quiere que todos los pueblos sean bautizados y educados conforme a la voluntad de Dios, en la construcción del Reino de Dios.

 

 P. Chava, SVD: Misionero del Verbo Divino, Párroco in solidum de las unidades pastorales en Villatuerta, Oteiza, Noveleta, Grocín y Murillo, en Navarra, Diócesis de Pamplona, España.



 

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