sábado, 24 de agosto de 2019

Entrar en el Reino de Dios, 21º Tiempo Ordinario, Ciclo C



21º Tiempo Ordinario, Ciclo C

Isaías 66,18-21; salmo 116; Hebreos 12,5-7.11-13; Lucas 13,22-30

25 de agosto de 2019

P. Chava, SVD
Dios llama para la salvación, dentro de nuestro devenir en la historia, el ser humano tiene la opción de aspirar a lo transcendente, ir más allá de lo evidente y de lo material, en el camino espiritual hacia la vida eterna y hacia la casa del Padre, tendremos que purificarnos de nuestros pecados y dependencia a lo material, para buscar lo esencial que es Dios; porque Dios es nuestro origen y nuestro fin en la vida.  



En el libro de Isaías, el profeta proclama la bendición del Señor para el pueblo de Israel, en el post-exilio, Jerusalén está totalmente destruida y hay que construirla de nuevo, por eso Isaías transmite la esperanza de prosperidad, abundancia y bendición por parte de Dios. Con esto se entiende el poder de Dios, para salvar, sanar, bendecir, construir a una nación: a su pueblo escogido: el pueblo de Israel. Son buenas noticias por eso podemos aclamar al Señor con el salmo 116  “Id al mundo entero y proclamad el Evangelio”



P. Chava, SVD
En la carta a los Hebreos, se justifica el amor de Dios como el amor que corrige y reprende las acciones malas de su pueblo, para hacer de él un buen hijo, es decir, el pueblo de Dios está llamado a ser un pueblo santo y entregado al servicio de su prójimo y de Dios. Por eso era necesario la corrección para tener una vida honrada y en paz; para que nos fortalezcamos en alma y cuerpo; para que caminemos rumbo a la casa del Padre Dios.



En el evangelio de Lucas, es Jesús quien insiste a sus discípulos en esforzarse en entrar por la puerta estrecha al Reino de los Cielos, pues muchos serán los llamados pocos los elegidos. La salvación será para quien ante los ojos de Dios han merecido la salvación por su fe, sus obras de caridad, su fidelidad y entrega a Dios y a su prójimo. Pues no basta con saber quién es Dios, sino que hay que poner en práctica sus enseñanzas con nuestras vidas.



P. Chava, SVD
En el caminar de los años, en nuestra peregrinación por la tierra, disfrutaremos de las maravillas de Dios. De nuestros hermanos en Cristo, de la humanidad en general, de cuanto el hombre y la mujer han creado para sí mismos y para los demás. Pero sobre todo no debemos perdernos en el camino, pues nuestra meta y nuestro fin último, es llegar de nuevo a la casa del Padre, para esto tendremos que esforzarnos para purificarnos de nuestros pecados. Y salvar nuestra alma y cuerpo, para gloria de Dios.  


P. Chava, SVD: Misionero del Verbo Divino, Estella, España.



sábado, 17 de agosto de 2019

Bendíceme Señor, 20º Tiempo Ordinario, Ciclo C


20º Tiempo Ordinario, Ciclo C
Jeremías 38,4-6.8-10; Salmo 39; Hebreos 12,1-4; Lucas 12,49-53
14 de agosto de 2016


P. Chava, SVD
Bendíceme Señor, protégeme de todos los males y de todos los peligros, que se haga tu voluntad en mí, y que sepa discernir tus designios en mi vida.



En la primera lectura es el profeta rechazado por su pueblo y por el poder del gobierno, ante esta presión de rechazo Jeremías es condenado a la muerte, con una tortura previa de vivir en un pozo lleno de fango y sin pan, para que muera de hambre y de enfermedad.  Pero Dios se hace presente en la misericordia del amigo que intercede ante el Rey para que saquen a Jeremías de esta muerte violenta. Dios lo salvo.



En la carta a los Hebreos, el sentido esencial de estas palabras es de motivar a los cristianos a Seguir a Jesús: en la carrera camino a la cruz; camino a la vida eterna; para librarnos del pecado y de todo aquello que intenta alejarnos de Dios. Es Dios nuestra meta, y Jesús es el claro ejemplo de alcanzar la meta celestial pues Él ya venció el pecado de este mundo, y ha sido glorificado por Dios nuestro Señor, porque permaneció fiel mismo en la tribulación; Por eso Jesús goza del reconocimiento de Dios y está sentado a su derecha para regir a los pueblos.


En el evangelio de Lucas, Jesús profetiza que quien quiera seguirle tendrá que vivir el drama de la división familiar o comunitario. Pues, los cristianos nos distinguimos muy a menudo por nuestros valores de fe, amor, fidelidad, humildad, entrega, servicio, perdón, compasión, paz, etc. y que muchas veces estos valores o formas de ser no son compatibles con la opinión y modos de vivir del resto de nuestras familias, amigos y sociedad. Sin embargo, el que confía en Dios, recibirá su recompensa, pues Dios lo bendecirá y protegerá de todos los males.



P. Chava, SVD
La palabra de Dios nos invita a confiar en el Señor, mismo en la tribulación, pues quien confía en Dios no será defraudado, porque Dios está en todas partes y sabe todo lo que nos pasa, porque Dios no permanece inerte ante el sufrimiento de sus hijos. Dios salva y ayuda de diversas maneras, cuando reconocemos que lo hace con nuestras familias y nuestras comunidades cristianas, es decir la Iglesia en toda su expresión, en cada cristiano comprometido con su prójimo, esté donde esté. Dios nos salva y libera de todos nuestros males. Por eso Dios nos bendice y nos santifica, porque cuida de los suyos.



P. Chava, SVD
P. Chava, SVD: Misionero del Verbo Divino, España.




lunes, 5 de agosto de 2019

19º del Tiempo Ordinario, Ciclo C


19º del Tiempo Ordinario, Ciclo C
Sabiduría 18,6-9; Salmo 32; Hebreos 11,1-2.8-19; Lucas m  12,32-48
Domingo, 7 de agosto de 2016



Espera en el Señor ten ánimo, nuestra esperanza esta puesta en el Señor, el Dios de la vida, de la libertad, de la prosperidad, está en medio de nosotros, Él nos bendecirá y protegerá de todos los males.



En el libro de Sabiduría, se hace la profecía de la justicia de Dios para con su pueblo escogido que permanecía fiel a su alianza. Dios liberará del pecado y de la esclavitud a su pueblo escogido, al mismo tiempo castigara a los pecadores y a los que tenían sometido al pueblo en la esclavitud. Dios se hace presente y su misericordia y poder se hace patente. Porque el Señor es Rey de reyes. Por eso los justos cantarán y adoraran al Señor en el salmo 32 “Dichoso el pueblo que el Señor se escogió como heredad”.



En la carta a los Hebreos, nos hace recordar la importancia de la fe, creer en las promesas de Dios, como la fe puede hacer grandes milagros, como le paso a Abrahán que dejando su tierra, fue en búsqueda de la tierra prometida, y su mujer Sara siendo estéril dio a luz a Isaac; también está en la historia del pueblo de Israel la resurrección y la vida eterna por parte de Dios. Por eso Jesús resucito con el poder de su Padre Dios.



Dios es providente y su providencia, exige confianza, por eso pide vender los bienes materiales y no acumular más de lo debido, pues el mejor tesoro es que esta en el cielo, donde la polilla no puede hacer nada. Porque donde está vuestro tesoro allí estará también vuestro corazón. Añade la fidelidad está relacionado la espera en trabajo por el Reino de Dios, pues la segunda venida del Señor será como el amo que fue a una boda y encontró sus sirvientes aguardando su llegada. Pero hay de los que hicieron lo contrario, se les exigirá y castigará por su falta de fidelidad y trabajo.



Señor bendice a mi familia, trabajo, amigos y conocidos; te doy gracias Señor por los milagros que has hecho en mí, te doy gracias la vida y cuantas misiones y trayectos de vida me has puesto en el camino. Señor confío en ti y en la nueva misión que me encomiendas, gracias Señor, te amo.



P. Chava, SVD: Misionero del Verbo Divino, en España.




domingo, 4 de agosto de 2019

Busca el Reino de Dios. 18º del Tiempo Ordinario – Ciclo C


18º del Tiempo Ordinario – Ciclo C
Eclesiastés 1,2;2,21-23; Salmo 89; Colosenses 3,1-5.9-11; Lucas 12,13-21
4 de agosto de 2019

P. Chava, SVD. 
¿Qué valor tienen las cosas?, para algunos vivir significa poseer, tener, acumular: cosas riquezas, poder, en fin todo aquello que nos atrae y nos motiva a movernos. Pero en la Palabra de Dios descubrimos que no todo lo que brilla es oro, o mejor dicho, las cosas materiales son sólo eso, materia que puede durar o no, que podemos poseer o no, pero al final las cosas nos dejan, porque tarde o temprano nos separaremos de ellas.




En el libro de Eclesiastés, nos advierte que la gloria es pasajera y que el afanarse por las cosas de este mundo es vanidad de vanidades, porque también son pasajeras; pues tarde o temprano lo que trabajos para nosotros mismos terminara en manos de otras personas o simplemente se acabaron: el poder, el dinero, las riquezas, la juventud, la inteligencia, entre otras tienen su tiempo de caducidad.  Por eso es bueno confiar más en el Señor que en las cosas materiales como nos dice el Salmo 89: “Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación”.





En el libro de Colosenses san Pablo insiste en que tenemos que ser otro Cristo, una nueva humanidad: ser hombres y mujeres nuevos.  Pero para esto tenemos que dar muerte a nuestros pecados terrenales como la fornicación, la impureza, la pasión, la codicia,  la avaricia, la idolatría, por mencionar algunos. Pues la naturaleza divina rechaza todo aquello que atenta contra el ser humano y la voluntad de Dios. Por eso es importante unirnos a Cristo, pera sentir repudio al pecado y necesidad de estar con Dios.

P. Chava, SVD
 En el evangelio Jesús dice “Mirad: guardaos de toda clase de codicia. Pues, aunque uno ande sobrado, su vida no depende de sus bienes.” Esto significa que no podemos tener como prioridad en la vida el dinero, el poder, las riquezas, pues mismo teniéndolas son solo bienes temporales pues en algún momento de nuestras vidas las perderemos y simplemente moriremos, y por tanto esas posesiones no nos servirán más. Sin embargo comprendemos que hay que construir el Reino de Dios y su justicia, con eso basta para comprender que el amor de Dios se hace presente en nuestra realidad, al dar amor, al ser prójimo del más necesitado, al ponernos al servicio de los demás para hacer de nuestras vidas algo útil para los demás y dar testimonio de nuestras vidas para ser reconocidos cristianos discípulos de Jesús.

P. Chava, SVD
El ser humano muchas veces basa su autoestima en sus posesiones, porque las cosas son una extensión de su ser. La seguridad del bienestar nos obliga a buscar lo básico e indispensable, pero a veces nos quedamos ciegos del proyecto de vida que Dios quiere para ser humano. Es ahí donde distinguimos del bien y el mal, porque muchas personas con tal de tener, y poseer son capaces de hacer mucho mal, incluso a valorizar más las cosas que a las mismas personas. Por eso Dios nos hace pensar que la vida es más importante que las cosas que podamos poseer. Que Dios nos hizo para vivir, para amar, para ser felices, para compartir y servir.



P. Chava, SVD: Misionero del Verbo Divino, Vicario de la Parroquia Nuestra Señora de Altagracia, Diócesis de Madrid, España.