domingo, 4 de agosto de 2019

Busca el Reino de Dios. 18º del Tiempo Ordinario – Ciclo C


18º del Tiempo Ordinario – Ciclo C
Eclesiastés 1,2;2,21-23; Salmo 89; Colosenses 3,1-5.9-11; Lucas 12,13-21
4 de agosto de 2019

P. Chava, SVD. 
¿Qué valor tienen las cosas?, para algunos vivir significa poseer, tener, acumular: cosas riquezas, poder, en fin todo aquello que nos atrae y nos motiva a movernos. Pero en la Palabra de Dios descubrimos que no todo lo que brilla es oro, o mejor dicho, las cosas materiales son sólo eso, materia que puede durar o no, que podemos poseer o no, pero al final las cosas nos dejan, porque tarde o temprano nos separaremos de ellas.




En el libro de Eclesiastés, nos advierte que la gloria es pasajera y que el afanarse por las cosas de este mundo es vanidad de vanidades, porque también son pasajeras; pues tarde o temprano lo que trabajos para nosotros mismos terminara en manos de otras personas o simplemente se acabaron: el poder, el dinero, las riquezas, la juventud, la inteligencia, entre otras tienen su tiempo de caducidad.  Por eso es bueno confiar más en el Señor que en las cosas materiales como nos dice el Salmo 89: “Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación”.





En el libro de Colosenses san Pablo insiste en que tenemos que ser otro Cristo, una nueva humanidad: ser hombres y mujeres nuevos.  Pero para esto tenemos que dar muerte a nuestros pecados terrenales como la fornicación, la impureza, la pasión, la codicia,  la avaricia, la idolatría, por mencionar algunos. Pues la naturaleza divina rechaza todo aquello que atenta contra el ser humano y la voluntad de Dios. Por eso es importante unirnos a Cristo, pera sentir repudio al pecado y necesidad de estar con Dios.

P. Chava, SVD
 En el evangelio Jesús dice “Mirad: guardaos de toda clase de codicia. Pues, aunque uno ande sobrado, su vida no depende de sus bienes.” Esto significa que no podemos tener como prioridad en la vida el dinero, el poder, las riquezas, pues mismo teniéndolas son solo bienes temporales pues en algún momento de nuestras vidas las perderemos y simplemente moriremos, y por tanto esas posesiones no nos servirán más. Sin embargo comprendemos que hay que construir el Reino de Dios y su justicia, con eso basta para comprender que el amor de Dios se hace presente en nuestra realidad, al dar amor, al ser prójimo del más necesitado, al ponernos al servicio de los demás para hacer de nuestras vidas algo útil para los demás y dar testimonio de nuestras vidas para ser reconocidos cristianos discípulos de Jesús.

P. Chava, SVD
El ser humano muchas veces basa su autoestima en sus posesiones, porque las cosas son una extensión de su ser. La seguridad del bienestar nos obliga a buscar lo básico e indispensable, pero a veces nos quedamos ciegos del proyecto de vida que Dios quiere para ser humano. Es ahí donde distinguimos del bien y el mal, porque muchas personas con tal de tener, y poseer son capaces de hacer mucho mal, incluso a valorizar más las cosas que a las mismas personas. Por eso Dios nos hace pensar que la vida es más importante que las cosas que podamos poseer. Que Dios nos hizo para vivir, para amar, para ser felices, para compartir y servir.



P. Chava, SVD: Misionero del Verbo Divino, Vicario de la Parroquia Nuestra Señora de Altagracia, Diócesis de Madrid, España.



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