sábado, 5 de abril de 2025

5º Cuaresma, Ciclo C

5º Cuaresma, Ciclo C
Isaías 43,16-21; Salmo 125; Filipenses 3,8-14; Juan 8,1-11
9 de abril de 2025
P. Chava, SVD
Quien confía, en la misericordia de Dios, se salvará. En la condición humana, siempre hay algo que cambia. Siempre estamos, en un cantante cambio de circunstancias de la vida. Como el trabajo, los estudios.  Inclusive en condiciones pésimas como la esclavitud, la enfermedad, la guerra, la pandemia, y de la carencia económica, entre muchos otros posibles problemas. Pero quien confía en el Señor, su vida, la salvará.
 
P. Chava, SVD
En Isaías encontramos unas palabras de aliento, para los que viven la calamidad estar exiliados en Babilonia. Les hace recordar que Dios crea vida donde no la hay vida o es escasa. Como en el desierto, que se transformará y brotará nueva vida con los ríos que el Señor hará brotar, es una analogía de la bendición que hará caer Dios sobre su pueblo escogido. Este pueblo que no vale nada ante el mundo de aquella época, que muere poco a poco en el exilio, se convertirá en un pueblo poderoso y grandioso, por recibir la bendición de Dios.
 
Pablo esta agradecido con el Señor, y se pone como modelo de discípulo. Que es capaz dejarlo todo para seguir a Jesús. Para poder proclamar, la buena noticia, en nuevos territorios, como en Filipos. Lo que tiene Pablo, no es por mérito propio, sino apenas una persona centrada en su meta que quiere completar en su vida. Dejando atrás su pasado pecaminoso para esforzarse en correr hacia la meta que es Cristo. En un camino, “virtuoso”, hacia la santidad. 
 
En el Evangelio Jesús salva a una mujer de ser lapidad (morir a pedradas), por ser acusada de cometer adulterio. El Señor, conociendo su condición de hipócritas y pecadores, pide que quien esté libre de pecado que tire la primera piedra. “Nadie lo hace”, por lo tanto, nadie la condena. Jesús termina liberando a aquella mujer de la muerte y del pecado. Jesucristo tuvo amor y misericordia con la mujer. Y la convierte, para que ya no peque más. Jesús no tolera el pecado, pero dignifica al pecador, lo libera de su pecado.
P. Chava, SVD
 
En las lecturas encontramos misericordia y compasión de Dios para salvar a la humanidad de su autodestrucción. Porque el Señor actúa siempre, como por ejemplo donde hay muerte, Él pone la vida. Da esperanza de futuro. Al unirnos a Dios nos fortalecemos en el Espíritu. Quién este unido a Dios tendrá vida eterna, y antes de que muera será testigo de Dios en el mundo, pues el Señor obrará maravillas en Él.
 
P. Chava, SVD, es misionero del Verbo Divino. Párroco de la parroquia Nuestra Señora del Carmen, Diócesis Sevilla, España.