Domingo de Pascua de la Resurrección del Señor
Hechos de los Apóstoles 10,34a.37-43; Salmo 117; Colosenses 3,1-4; Juan 20,1-9
20 de abril de 2025
Creer para ver, es el
proceso para comprender el misterio de Dios en nuestras vidas. Pues, aunque la
gran mayoría de los creyentes no son testigos oculares de lo que sucedió hace
casi dos mil años con Jesús, sabemos que padeció, murió y resucito de entre los
muertos; el kerigma se convirtió en la motivación principal de la expansión de
la Iglesia por el mundo entero.
En Hechos de los Apóstoles, es Pedro, el porta voz de la tradición. Porque él
hace memoria de los acontecimientos ocurridos del pueblo de Israel y los asocia
con el mesianismo de Jesús de Nazaret. Pues la muerte de Jesús en la cruz
lejos de convertirse en una derrota se convierte en una victoria sobre el
pecado; pues con su muerte nos limpió de nuestros pecados. Confesar la fe en
Jesús nos da vida eterna, y nos une a una nueva nación que se llama pueblo de
Dios, es decir, la instauración del Reino de Dios en nuestra realidad, pues es
Dios quien gobierna al donarse así mismo. Dios tiene autoridad sobre vivos y
muertos y es tal autoridad porque tiene el poder de resucitar a Jesús de entre
los muertos, en consecuencia, tiene poder para dar la vida a todos los que
confiamos en los designios de Dios.
San Pablo en la carta a los colosenses exhorta
a los nuevos cristianos a fijar su mirada y sus aspiraciones a los bienes de la
eternidad, es decir, llegar a estar con Dios allá arriba en la casa del Padre y
no concentrarse demasiado en los bienes que el mundo nos ofrece; que nos
intensa seducir por sus valores: "económicos, de poder o de
placer". Porque en Cristo morimos y en Él resucitaremos, por eso nuestra
vida tiene que tener ese deseo de estar siempre unidos a Jesús. Tanto en
nuestra vida terrenal como en la vida posterior a la muerte corporal.
En el evangelio de san Juan, nos narra la resurrección de Jesús con "la ausencia del cuerpo", significando que Jesús ya no está en el sepulcro, no porque se hayan robado el cuerpo, sino para que comprendamos que tenía que ser así, Jesús al tercer día tenía que resucitar, por eso el discípulo Juan: "vio y creyó"; Pedro creyó y los demás cristianos creemos en las profecías y en su cumplimento. Suena contradictorio, pero, es así, "como funciona la fe:" no necesitamos ver para creer. Pero sí, necesitamos creer para ver: “ver que Dios actúa en nuestras vidas sin que nos demos cuenta”; “que Dios siempre ha estado ahí y aunque no lo veamos”. Es verdad, Dios obra en el ser humano, mismo sin percibirlo del todo.
P. CHAVA, SVD |
En un mundo donde los sentidos se convierten en los jueces de la realidad, es
decir, tengo que experimentar y comprobar los acontecimientos de lo contrario;
lo que no veo, lo que no siento, lo que no verifico: “no existe o es
cuestionado sin más”. Por eso surgen los ateos, los agnósticos y muchas otras
clases de ritos que quieren suplantar la religión y la fe. Es aquí donde el
cristiano cobra protagonismo, pues se convierte en el testigo vital de la fe en
Dios. Pues con su propia vida dirá: quién es Jesús, cuál fue su historia y su
trascendencia en la humanidad. Sin duda hoy a nivel mundial hay millones de
cristianos que dan fe de la resurrección de Jesús, y como con su pasión, muerte
y resurrección cambio nuestras vidas para siempre. Pues nos salvó del pecado
para llevarnos a la casa del Padre, no sin antes invitarnos amar a nuestro
prójimo e instaurar el reino de Dios en el mundo.
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