domingo, 8 de noviembre de 2020

Espera, 32º del Tiempo Ordinario, Ciclo A

32º del Tiempo Ordinario, Ciclo A
Sabiduría 6,12-16; Salmo 62; 1 Tesalonicenses 4,13-17; Mateo 25,1-13
8 de noviembre de 2020


En la Espera de Jesús, los cristianos esperamos su llegada de nuevo a nuestras vidas. La vida cobra otro sentido cuando esperamos a nuestro ser amado: a “Jesús”.
 
En la primera lectura, la Sabiduría se presenta como: la amada, la buscada, la que se deja conocer por quien tiene la pasión de ir a por ella. La Sabiduría de Dios no es distinta a la de los hombres, ella es muy básica, consiste en comprender quien es Dios y hallar lo que el Señor quiere para cada uno y su pueblo. Salmo 62 “Mi alma está sedienta de ti, Señor, Dios mío”.
 
En la segunda lectura San Pablo, nos describe la parusía del Señor con acciones milagrosas y significativas: los muertos en Cristo resucitaran y los vivos será arrebatados hacia Él. Son palabras para dejar de tener miedo a la muerte y sentir la esperanza de vida eterna al lado de Cristo y nuestros seres queridos.
 
En el evangelio de Mateo el Reino de los Cielos, es descrito por Jesús: con la parábola de las cinco necias y las cinco sensatas que esperaron en la noche a la llegada del novio. Jesús narra que sólo las que tenían aceite en sus lámparas entrarán en la fiesta del novio, las otras serán ignoradas y podrán entrar a la fiesta. Lo mismo nos puede suceder, por eso hay que estar preparados y ser previsores de llenar nuestras vidas con buenas obras, como la caridad a nuestros hermanos, y aún más en estos tiempos tan difíciles.
 
Comienza la época de despedirnos de este mundo y esperar la nueva vida. Cada día que pasa es un día más en nuestra historia y al mismo tiempo es equidistante a nuestra hora de llagada al encuentro con Dios. Porque cada día es una oportunidad para hacer de lo mejor de nuestra vida, una vida única e irrepetible, con la “espera de Dios en nuestras vidas”, es decir, la espera: del “Amado que nos da vida con su presencia”. Llenemos entonces, nuestras vidas del amor de Dios y de nuestros hermanos, seamos pacientes y a su vez, estemos preparados para su llegada, pues no sabemos ni el día ni la hora, en que nos encontraremos con el Amado.


P. Chava, SVD: Misionero del Verbo Divino, Párroco in solidum de las unidades pastorales en Villatuerta, Oteiza, Noveleta, Grocín y Murillo, en Navarra, Diócesis de Pamplona, España.



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