miércoles, 15 de noviembre de 2017

Somos lo que hacemos, 33º del Tiempo Ordinario, Ciclo A

33º del Tiempo Ordinario, Ciclo A
Proverbios 31,10-13.19-20.30-31; Salmo 127; Tesalonicenses 5,1-6; Mateo 25,14-30
19 de noviembre de 2017

P. Chava, SVD

Somos lo que hacemos, puesto nuestro trabajo es una extensión de nuestro ser, es un reflejo de nuestro carácter, inteligencia, cualidades y talentos. Estamos constantemente estimulados por nuestro entorno y nuestras ganas de vivir nuestra existencia de forma intensa o simple.

En la primera lectura se exalta la figura femenina que es hacendosa y que es difícil de hallar, pero quien la encuentra y se casa con ella será el hombre más rico y feliz, pues le traerá riquezas por su inteligencia y por la obra de sus manos; ella será una buena consejera y administradora del hogar; ella tiene un corazón tierno y compasivo que sabe ayudar a quien lo más nesecita; con todo eso su vida está llena de bendiciones y de alabanzas hacia Dios.

San Pablo nos dice en la segunda lectura que estemos preparados porque no sabemos ni el día ni la hora, que vendrá el ladrón (la muerte), tampoco sabemos cuándo vendrá de nuevo Jesús, por eso hay que estar vigilantes y atentos, para la llegada del Señor porque somos hijos de la luz. La alegría de la llegada de Jesús en nuestras vidas, no se tiene que apagar con la larga espera.

P. Chava, SVD
En el evangelio según san Mateo, es narrado una parábola por Jesús con una lección de vida: un Señor poderoso dejo ocho talentos a tres de sus servidores de confianza, cada uno recibió conforme a su capacidad de administrar los bienes, repartió a uno cinco a otro dos y al último uno; al regreso su Señor les pidió cuentas de su administración de los talentos: los dos primeros produjeron el doble de lo que recibieron, pero el último a pesar de que solo se le confió un talento, prefirió no hacer riesgos lo enterró  y no produjo nada; su Señor molesto por su pereza y negligencia, lo expulsa de su vida hacia las tinieblas donde será el sufrimiento para siempre.

Cada uno es dueño de sí mismo, de su vida, por tanto es responsable de su vida, y más aun cuando tiene conciencia de su ser en este mundo, de la misión y motivaciones que lo impulsan a actuar en el mundo. “Somos nosotros y nuestras circunstancias”, ciertamente no todos tenemos el ambiente sano y los recursos necesarios para vivir y sobre salir en este mundo, pero mismo así cada persona que tiene el privilegio de estar y sentirse viva tiene la gran responsabilidad de producir y generar más vida con todo su ser. Esta vida sólo produce cuando es consciente de esta realidad y cuando está unida a Dios para potenciar sus talentos.

P. Chava, SVD

P. Chava, SVD: Misionero del Verbo Divino, Vicario de la Parroquia Nuestra Señora de Altagracia, Diócesis de Madrid, España.











AMAR Y SERVIR
 
 
 

 



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