Ezequiel 34, 11-12.5-17; Salmo 22; 1 Cor 15, 20-26a.28; Mateo 25,31-46
26 de noviembre de 2017
P. Chava, SVD |
En
el libro de Ezequiel Dios se presenta como el pastor que cuida y protege a sus
ovejas que es el pueblo de Israel; como el buen pastor buscará a las ovejas
perdidas y las hará volver al rebaño junto a las otras que están fuertes y
gordas bajo su cuidado. Por eso hay que confiar como dice el Salmo 22: “El
Señor es mi pastor”.
P. Chava, SVD |
En
la segunda lectura san Pablo hace teología al recordarnos la historia de la
Salvación e interpretar los hechos históricos como una cadena de sucesos, de
causa y efecto; recordemos que por Adán perdimos el paraíso y la vida y por
Jesús recuperamos el paraíso y nuestra vida se volverá eterna, por eso se engrándese
la figura de Jesús que por un acto de obediencia salvo al mundo entero.
En
el evangelio de Mateo, el final de los tiempos está representado con el juicio
final, Dios hará comparecer a la humanidad entera y será clasificada y separada
en dos secciones: lo denominados “corderos y cabritos”; la gente que tu compasión
y misericordia con su prójimo en sus circunstancias de necesidad y dolor son “los
corderos” y quienes ignoraron y conscientes de que no ayudaron a su prójimo son
“los cabritos”; los corderos tendrán vida eterna y estarán con Dios, los cabritos
no.
P. Chava, SVD |
Las
lecturas nos hacen recapacitar sobre la importancia de Dios en nuestras vidas, puesto
que Dios es nuestro Pastor, Él cuida de sus ovejas las recatas y las salva de
sus peligros, les cura sus heridas, las alimenta y las protege con su amor. Por
tanto confiemos siempre en Dios que nunca se olvida de sus ovejas, el buen Pastor
cuida y da la vida por sus ovejas como lo hizo Jesús.
P. Chava, SVD: Misionero del Verbo
Divino, Vicario de la Parroquia Nuestra Señora de Altagracia, Diócesis
de Madrid, España.
P. Chava, SVD |
VIVA DIOS UNO Y TRINO EN NUESTROS CORAZONES
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