sábado, 25 de agosto de 2018

Fidelidad, 21 Tiempo Ordinario, Ciclo B

Fidelidad, 21 Tiempo Ordinario, Ciclo B
Josué 24,1-2a.15-17.18b; Sal 33; Efesios 5,21-32; Juan 6,60-69
26 de agosto de 2018

P. Chava, SVD
 Fidelidad es la palabra difícil de entender y comprender como un pacto para toda la vida o la eternidad, por eso la pedagogía de Dios es de educar al pueblo en permanecer fiel a Él al Señor, su Dios y mismo a pesar de sus infidelidades Dios lo perdona y lo acepta como parte de su fragilidad humana.

 Josué convoca una asamblea con los líderes de las tribus de Israel para concientizar: ¿de qué lado están?; ¿si con el Señor que los libero de Egipto o con los nuevos dioses que hay en esta tierra prometida? Josué y su pueblo juraran fidelidad al Señor y las otras tribus harán lo mismo, salvando así el monoteísmo y se afirma la primera ley de Dios: “no amaras a otro dios, más que al Señor tu Dios”. Después de manifestar su fidelidad en el Señor el pueblo puede cantar el salmo 33 “Gustad y ved qué bueno es el Señor.”

P. Chava, SVD
Pablo hace eclesiología y compara el matrimonio “la unión del hombre con su mujer”, con la unión de Cristo y su Iglesia, una unión que es para valer: “por una eternidad”, dice además que todos los cristianos formamos a la Iglesia del Señor y que esta Iglesia es también el cuerpo místico de Cristo; La base del respeto y el amor hacen posible la unión eterna entre los miembros. 

 Jesús está enojado por las falsas amistades y falsos seguidores, pues no comprendían su mensaje de salvación pues se escandalizaron y se alejaron para siempre cuando Jesús dijo: que Él es el pan bajado del cielo, y que este pan es su cuerpo y que este cuerpo da vida eterna, y quien quiere ser parte de Jesús tiene que comer su carne”. Jesús interroga a los discípulos y Pedro da testimonio de su fe, dice que Jesús es el Santo de Dios y sólo Él tiene palabras de vida eterna, por eso permanece fiel a Jesús.

 La fidelidad es la base de unidad, amor, estabilidad y muchos otros valores que puede ser consecuencia de ser fiel a Dios y a la humanidad. Permanezcamos fieles a Dios, unámonos a Él en la eucarística, formemos juntos la Iglesia este cuerpo místico de Cristo.
P. Chava, SVD

P. Chava, SVD: Misionero del Verbo Divino, Vicario de la Parroquia Nuestra Señora de Altagracia, Diócesis de Madrid, España.

sábado, 18 de agosto de 2018

La comida da vida, 20º del Tiempo Ordinario, Ciclo B

20º del Tiempo Ordinario, Ciclo B
Proverbios 9,1-6; Salmo 33; Efesios 5,15-20; Juan 6,51-58
Domingo, 19 de agosto de 2018

P. Chava, SVD
 

La comida da vida, pero cuando esta comida se le añade el símbolo, el significado, y la gracia, se vuelve sacramento y se convierte en un alimento espiritual que da vida eterna, como es la Eucarística: el cuerpo de Cristo.

En el libro de Sabiduría, usa la metáfora de una casa para hablarnos de un nuevo régimen, donde el compartir es el centro de su ser, don la sabiduría, es decir el conocimiento de Dios dará más seguridad que la misma sabiduría falsa de algunos hombres. Por eso los hombres cantarán el salmo 33 “Gustad y ved qué bueno es el Señor”.
 
P. Chava, SVD
San Pablo exhorta a los efesios a dejar sus vicios, que sus impulsos no les lleve al libertinaje sino al contrarío que se dejen conducir por Dios en concreto por el Espíritu Santo, por eso la comunidad debe elevar su voces para cantar y hacer oración con toda el alma, con todo el corazón, y a este Dios Uno y Trino hay que darle gracias en todo momento.

 
Jesús nos dice que es el pan  bajado del cielo y no como el maná que comieron los judíos en el desierto, este pan trae vida y unión por gracia de Dios, el que coma este pan vivirá para siempre, permanecerá unido a la comunidad terrena, es decir, la Iglesia y nos traerá la unidad con la comunidad celestial, es decir, con Dios Uno y Trino.

El Señor crea comunidad entorno a él, es el Señor que alimenta a su pueblo y lo sostiene con sus palabras de vida eterna y con su cuerpo y su sangre que nos da para alimentarnos. Este pan dará vida y fortaleza a un pueblo para que viva en fe, esperanza y amor.
P. Chava, SVD
P. Chava, SVD: Misionero del Verbo Divino, Vicario de la Parroquia Nuestra Señora de Altagracia, Diócesis de Madrid, España.

domingo, 12 de agosto de 2018

Dios nos alimenta, 19º del Tiempo Ordinario, Ciclo B

19º del Tiempo Ordinario, Ciclo B
1 Reyes 19,4-8; Salmo 33; Efesios 4,30–5,2; Juan 6,41-51
12 de agosto de 2018


P. Chava, SVD
Dios nos alimenta y nos de comer para que tengamos vida eterna. Las lecturas nos motivan a estar en comunión con Dios, desde la comida y fidelidad a Dios.

En la primera lectura Elías, ya está cansado de huir está agotado de manera física y mental, desea morir, se recuesta y solo espera su hora para morir. Pero Dios le salva la vida, le manda un Ángel para que lo alimente durante dos días, luego Elías camina por cuarenta días hasta el monte Horeb, el monte de Dios. Gustad y ved qué bueno es el Señor.

En la segunda lectura Pablo pide que tengamos los mismos sentimientos que Jesús, de amar y perdonar, de donarse por amor a los demás. Porque muchos de las comunidades se odian y no se toleran ofendiendo.

P. Chava, SVD
En el Evangelio el discurso eucarístico que hace Jesús es para reforzar la idea y la importancia que tiene Jesús en nuestras vidas, pues afirma que Él es pan bajo del cielo, quien como de ese pan vivirá para siempre.

Dios nos da vida con su mismo cuerpo, en este caso, con la eucarística que es sacramento para los cristianos.
 
P. Chava, SVD
P. Chava, SVD: Misionero del Verbo Divino, Vicario de la Parroquia Nuestra Señora de Altagracia, Diócesis de Madrid, España.

 

sábado, 4 de agosto de 2018

No sólo de pan vive el hombre, 18º del Tiempo Ordinario, Ciclo B

18º del Tiempo Ordinario, Ciclo B
Éxodo 16,2-4.12-15; Salmo 77; Efesios 4,17.20-24; Juan 6,24-35
5 de agosto de 2018

P. Chava, SVD
No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que viene de Dios. En las lecturas el alimento es el drama y trama de las lecturas. Sólo Dios da la vida, sólo Él es capaz de mantenerla en un tiempo y en una eternidad.

En la lectura del Éxodo Dios escuchas los gritos de desesperación por sentir hambre en el desierto, que era el preludio de su eminente muerte por falta de comida. Moisés actúa como intermediario, entre Dios y el pueblo, recibe las quejas del pueblo y las hace saber a Dios, el Señor responde con muchos milagros entre ellos les da de comer la carne de las codornices y el pan caído del cielo, el maná. Como dice el Salmo 77 “El Señor les dio un trigo celeste”.

P. Chava, SVD
En la lectura a los Efesios, san Pablo pide que los nuevos cristianos renuncien a su pasada lleno de maldad, que dejen atrás su maldad, se desnuden de esa maldad, para revestirse de su nueva naturaleza que Dios os da, para que su mente y su espíritu los haga actuar de forma recta y en la verdad de Dios, dejando atrás toda mancha de pecado que los haga alejarse de Dios y su comunidad.

En el evangelio Jesús da un discurso eucarístico, dice que no busquemos el alimento que perece y que siempre nos dará hambre después de comerlo; que busquemos el pan bajado del cielo, y ese pan es el mismo Jesús, quien coma de él jamás tendrá hambre quien bebe de él nunca tendrá sed. Jesús luego entonces se convierte en el alimento y bebida vital y esencial para el ser humano que vive con fe, y desde la fe que solo Dios le da la vida y Dios le prolonga su vida a través del alimento espiritual de comer al mismo Dios, en la forma eucarística del pan y el vino que Jesús consagra y hace sacramento.

Danos siempre de este pan, que da la vida eterna, llénanos de tu amor, sácianos con tus dones, atiende a nuestras suplicas y ayúdanos en nuestras necesidades. Pero sobre todo danos tu verdad y haznos entender que no hay mayor alimento o bien en este mundo que hacer ti voluntad y comer el pan que Tú nos das, como lo conocemos hoy en día en el sacramento de la eucarística está depositado la esencia de la vida eterna, pues Jesús se nos hace presente en la eucarística es de forma real y eterna. En consecuencia nos da vida eterna cada vez que nos alimentamos de Jesús.

P. Chava, SVD
P. Chava, SVD: Misionero del Verbo Divino, Vicario de la Parroquia Nuestra Señora de Altagracia, Diócesis de Madrid, España.