P. Chava, SVD |
Domingo, 2 de agosto de
2015
Éxodo 16,2-4.12-15; Salmo
77; Efesios 4,17.20-24; Juan 6,24-35
Dejar en el pasado, todo
aquello que nos impide vivir el presente. Dios en tiempo real nos ve, nos escucha
y nos atiende, pero pareciera que nosotros no queremos cambiar, vivimos nuestra
misma vida y no hay cambio aparente, porque nos acomodamos a nuestros vicios y pecados,
que nos dejan ser libres y mejores.
Moisés y Arón reciben las
inconformidades del pueblo, porque ellos preferirían morir en la esclavitud en Egipto
que vivir libres y con hambre en el desierto. Dios los escucha y los alimenta con el maná y con codornices.
Para calmar sus lamentos. Salmo 77 “El Señor les dio un trigo
celeste”.
P. Chava, SVD |
San Pablo pide a la
comunidad cristiana de Efeso, que dejen atrás sus vidas de pecado y se revistan
de la nueva humanidad, basada en la verdad. Pues el que hayan conocido a
Cristo, les da la oportunidad de convertirse, de cambiar su vida de paganos
para volverse en cristianos comprometidos y revestidos de la naturaleza de
Dios.
Jesús se da a conocer
como el verdadero pan del cielo, el que coma de ese pan no tendrá hambre y sed.
Esa es la señal, porque el maná que comió el pueblo de Israel es efímero, pero
Jesús que es el verdadero pan del cielo nos dará vida eterna.
Las lecturas nos invitan
a descubrir la memoria de Dios en nuestras vidas, la salvación está en proceso
de avances o retrocesos, por eso es importante descubrir en que etapa de la vida
estamos. Si con nuestros actos y decisiones estamos dando gloria a Dios, o simplemente
nos alejamos de Él, por acomodarnos en la mediocridad del pecado. Es importante
valorizar el esfuerzo de Dios por salvarnos, y que nosotros tenemos que hacer
nuestra parte.
P. Chava, SVD |
P. Chava,
SVD: Misionero
del Verbo Divino, Vicario de la Parroquia Virgen del Alba,
Alcorcón, (Diócesis
de Getafe), Madrid, España.
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