Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo
Éxodo 24,3-8; Hebreos 9,11-15; Marcos 14,12-16.22-26
Domingo, 3 de junio de 2018
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P. Chava, SVD |
“Tomad
y bebed”, es el mandato de Jesús: “esto es mi cuerpo y mi sangre” que será
derramada para hacer una nueva alianza entre Dios y la humanidad; al mismo
tiempo quien comulga se adhiere a Cristo y recibe la vida eterna. Por tanto la
eucaristía es sacramento y es la memoria viva de la presencia del Señor en el
corazón de la comunidad. Hagan esto en memoria mía, nos dijo el Señor, y ya han
pasado más de 2000 años; Y todo esto lo hacemos porque Jesús nos compra con su
sangre, nos alimenta con su cuerpo y nos purifica inmolándose así mismo, en
cada misa, en cada eucarística. Pues Jesucristo fue fiel al Padre quiso hacer
la voluntad de Dios, salvando la humanidad al purificarnos de nuestros pecados
y llevándonos así hacia el Padre con la construcción del Reino de Dios y su
justicia aquí en la tierra.
Moisés, renueva la alianza del Pueblo de Israel con Dios,
lo hace con los holocaustos y el derramamiento de sangre de los animales sobre
el pueblo de Israel. El pueblo de Israel escucha los mandatos de Dios y se
compromete a cumplirlos. El culto se vuelve liturgia que el pueblo debe repetir
para no olvidar su alianza con Dios. Por eso el pueblo puede clamar a Dios con
el Salmo 115 “Alzaré la copa de la salvación, invocando el
nombre del Señor“.
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P. Chava, SVD |
El Discípulo, que nos narra la carta a los hebreos, ve el avance teológico que hace
Jesús, ya no hay más muertes de seres inocentes para agradar a Dios, pues el
mismo Hijo de Dios (Jesús) que se ofrece para derramar su sangre y con ello nos
purifica y nos salva de nuestros pecados.
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P. Chava, SVD |
Jesús, celebra la Pascua, la fiesta de la liberación del Pueblo de Israel del
poder del Faraón de Egipto. En esta fiesta Jesús, mejor conocida como “la
Última Cena”, el Señor instituye tres sacramentos: el de reconciliación, el
orden Sacerdotal y la Eucaristía, lo hace con sus palabras y sus gestos. Todo
en enmarcado con la memoria colectiva de la comunidad cristiana y con el
mandamiento de Jesús, que nos amemos unos a otros y en eso nos reconocerán como
sus discípulos.
El
Corpus Christi es la memoria viva de la presencia real de Jesús, en medio de su
comunidad. El cristiano sabe que está Jesús ahí, por eso comulga junto con la
comunidad y se alimenta de la palabra de Dios y de la eucaristía del Señor. Por eso el cristiano está más unido a Cristo
y a la comunidad cada vez que vive la palabra de Dios y comulga su cuerpo y su
sangre.
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P. Chava, SVD |
P. Chava, SVD: Misionero del Verbo Divino, Vicario de la
Parroquia Nuestra Señora de Altagracia, Diócesis de Madrid, España.
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