Deuteronomio 4,32-34.39-40; Salmo 32; Romanos 8,14-17; Mateo 28,16-20
Domingo, 27 de mayo de 2018
P. Chava, SVD |
P. Chava, SVD |
Moisés, recuerda al pueblo de
Israel, el poder de Dios, para liberar; para escoger a un pueblo y defenderlo;
le recuerda que sólo hay un solo Dios y que este Dios exige ese respeto. El
Señor es el Rey de reyes y Señor de Señores, y es el único Dios capaz de distribuir
la tierra en una justa equidad; por eso el pueblo de Israel puede sentirse
afortunado por ser el escogido de Dios.
Pablo, nos dice que recibimos un Espíritu que nos libera y que nos hace
proclamar: “Abba” a Dios, es decir, nos hace descubrir que somos hijos de Dios
en adopción. Con esa misma dignidad exigiremos respeto, unidad y fuerza en la
comunidad de los creyentes, pues ante los ojos de Dios todos somos hijos y por
tanto entre nosotros debemos tratarnos como hermanos en Cristo por la fe. Ya no
debe existir ninguna división entre los creyentes, todos juntos formamos el
nuevo pueblo de Dios.
Jesús, deja la orden a sus discípulos para ser los continuadores de la expansión
del Reino de Dios con la evangelización, y reflejo de esa expansión son los
sacramentos, la doctrina, la fe y la tradición cristiana. La Iglesia católica
por más de 2000 años ha cumplido el mandato misionero de evangelizar a los
pueblos bautizando en el Nombre del Dios Trinitario, y confirmando sus
enseñanzas con la implantación de la Iglesia en diferentes rincones del mundo.
P. Chava, SVD |
P. Chava, SVD |
P.
Chava, SVD: Misionero del Verbo Divino, Vicario de la Parroquia Nuestra
Señora de Altagracia, Diócesis de Madrid, España.
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