26º Tiempo Ordinario, Ciclo B
Números 11,25-29; Salmo 18; Santiago 5,1-6; Marcos 9,38-43.45.47-48
29 de septiembre de 2024
Moisés,
aprueba la profecía de Eldad y Medad, porque ellos también fueron ungidos por
Dios, aunque no estuvieron en la tienda del Señor y tampoco pertenecieran al
grupo de Moisés, sin embargo, profetizaban al pueblo para hablarles de Dios. Nuestro
Dios llama a sus elegidos, por tanto, la elección es divina y no humana, para
profetizar.
P. Chava, SVD |
Santiago denuncia las injusticias de los poderosos y
de los ricos, que se basan en sus bienes acumulados, estos bienes les dan poder
y prestigio, incluso tanto que les sobra, y todo a costa del sufrimiento del
débil y pobre. Por eso Santiago les dice que sus días de gloria se acabaran,
para que surja una nueva realidad donde el ser humano ya no dependa del bien
económico, sino de la justicia de Dios.
Jesús educa a sus discípulos a no ser personas
envidiosas del talento de otros para hacer el bien. Los invita, mejor a
trabajar en equipo, en grupo o en comunidad, para la construcción del Reino de
Dios, incluso cuando el otro no pertenezca al grupo de Jesús. Por otra parte,
el Señor, advierte a sus discípulos sobre la necesidad de cuidar a los pequeños
y no ser causa de escándalo, evitando el hacer el mal y daño, tanto a la comunidad,
como a los que no lo son.
P. Chava, SVD |
Dios es el que llama y escoge a sus elegidos, es el
Señor quien capacita a sus elegidos para predicar, liberar, y formar al pueblo
de Dios. Por eso Señor enseñamos amarnos los unos a los otros; Señor,
capacítanos para trabajar en comunidad, a pesar de nuestras diferencias,
raciales, culturales, religiosas y existenciales.
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