Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo
Éxodo 24,3-8; Hebreos 9,11-15; Marcos 14,12-16.22-26
2 de junio de 2024
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P. Chava, SVD |
“Tomad y bebed”, es el mandato de Jesús: “esto es mi cuerpo y mi sangre”
que será derramada para hacer una nueva alianza entre Dios y la humanidad; al
mismo tiempo quien comulga se adhiere a Cristo y recibe la vida eterna. Por
tanto, la eucaristía es sacramento y es la memoria viva de la presencia del
Señor en el corazón de la comunidad. “Hagan esto en memoria mía”, Jesús, le
dijo a sus discípulos y ya han pasado muchos siglos desde entonces; Y todo esto
lo hacemos porque Jesús nos compra con su sangre, nos alimenta con su cuerpo y
nos purifica inmolándose así mismo, en cada misa, en cada eucarística. Pues,
Jesucristo fue fiel al Padre, Él quiso hacer la voluntad de Dios, salvando la
humanidad al purificarnos de nuestros pecados y llevándonos así hacia la casa
del Padre, además nos dejó la tarea de construir el Reino de Dios y su justicia
aquí y ahora.
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P. Chava, SVD |
En la primera lectura, en Éxodo, Moisés, renueva la alianza del Pueblo
de Israel con Dios, lo hace con los holocaustos y el derramamiento de sangre de
los animales sobre el pueblo de Israel. El pueblo de Israel escucha los
mandatos de Dios y se compromete a cumplirlos. El culto se vuelve liturgia que
el pueblo debe repetir para no olvidar su alianza con Dios.
En
la segunda lectura en la carta a los Hebreos, nos narra da la afirmación
teológica de que Cristo es el sumo sacerdote, su tabernáculo es único y fuera
de este mundo. El avance teológico y litúrgico que hace Jesús es
definitivo: ya no hay que hacer más sacrificios de animales para purificarnos
de nuestros pecados ante Dios. Pues el mismo Hijo de Dios, Jesús, se ofrece
para derramar su sangre y con ello nos purifica de todos nuestros pecados,
obteniendo así la vida eterna de la humanidad entera.
En
el evangelio según san Marcos: en la última cena, Jesús, celebra la
Pascua, la fiesta conmemorativa de la liberación del Pueblo de Israel del poder
del Faraón egipcio. En esta fiesta Jesús, instituye los sacramentos: del orden
Sacerdotal y la Eucaristía, lo hace con sus palabras y sus gestos. Todo en
enmarcado en el énfasis de repetir esta cena en memoria de Él, este memorial lo
vemos en nuestras misas y celebraciones, donde el pueblo se reúne entorno a la
palabra de Dios y de la Eucaristía. La memoria colectiva de la comunidad
cristiana y con el mandamiento de Jesús, insistirá a sus discípulos para que la
gente los reconozca como sus discípulos: “en la medida en que nos sirvamos y
nos amemos los unos a los otros”.
El Corpus Christi es la memoria viva de la presencia
real de Jesús, en medio de su comunidad. El cristiano sabe que está Jesús ahí,
por eso comulga junto con la comunidad y se alimenta de la palabra de Dios y de
la Eucaristía del Señor. Por eso el cristiano está más unido a
Cristo y a la comunidad cada vez que vive la palabra de Dios y comulga su
cuerpo y su sangre, así como también ama y sirve a su prójimo. |
P. Chava, SVD |
P. Chava, SVD. Es Misionero
del Verbo Divino. Párroco de la parroquia Nuestra Señora del Carmen, Diócesis
Sevilla, España.
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