Isaías 43,16-21; Salmo 125; Filipenses 3,8-14; Juan 8,1-11
7 de abril de 2019
P. Chava, SVD |
En Isaías encontramos unas palabras de aliento frente a la calamidad que
están viviendo en el exilio en Babilonia. Les hace recordar que Dios crea vida
donde no la hay o es poco, como en el desierto, que se transformara y brotara
nueva vida con los ríos que el Señor hará brotar, es una analogía de la
bendición que hará caer Dios sobre su pueblo. Un pueblo que no vale nada, que
muere, se convertirá en un pueblo poderoso y grandioso con la bendición de
Dios.
Pablo esta agradecido con el Señor, y se pone como modelo de discípulo,
que lo deja todo para seguir a Jesús y proclamar la buena noticia a nuevos
territorios como es Filipos. Lo que tiene no es por merito propio, sino apenas
una persona centrada en su meta que quiere completar en su vida, dejando atrás
su pasado pecaminoso para esforzarse en correr hacia la meta que es Cristo, en
un camino virtuoso hacia la santidad.
P. Chava, SVD |
En las lecturas encontramos misericordia y compasión de Dios para salvar
a la humanidad de su autodestrucción. Porque el Señor donde hay muerte pone
vida, y esperanza de futuro. Al unirnos a Dios nos fortalecemos en el Espíritu.
Quién este unido a Dios tendrá vida eterna, y antes de que muera será testigo
de Dios en el mundo, pues el Señor obrará maravillas en Él.
P. Chava, SVD |
P. Chava,
SVD: Misionero del Verbo Divino, Vicario de la Parroquia Nuestra Señora de
Altagracia, Diócesis de Madrid, España.
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