P. Chava, SVD |
Isaías 66,18-21; salmo 116; Hebreos 12,5-7.11-13; Lucas 13,22-30
21 de agosto de 2016
Dios llama para la
salvación, dentro de nuestro devenir en la historia, el ser humano tiene la
opción de aspirar a lo transcendente, ir más allá de lo evidente y de lo
material, en el camino espiritual hacia la vida eterna y hacia la casa del Padre,
tendremos que purificarnos de nuestros pecados y dependencia a lo material, para
buscar lo esencial que es Dios; porque Dios es nuestro origen y nuestro fin en la vida.
En
el libro de Isaías, el profeta proclama la bendición del Señor para el pueblo de Israel, en
el post-exilio, Jerusalén está totalmente destruida y hay que construirla de
nuevo, por eso Isaías transmite la esperanza de prosperidad, abundancia y
bendición por parte de Dios. Con esto se entiende el poder de Dios, para
salvar, sanar, bendecir, construir a una nación: a su pueblo escogido: el
pueblo de Israel. Son buenas noticias por eso podemos aclamar al Señor con el
salmo 116 “Id al mundo entero y proclamad el Evangelio”
P. Chava, SVD |
En la carta a los Hebreos,
se justifica el amor de Dios como el amor que corrige y reprende las acciones
malas de su pueblo, para hacer de él un buen hijo, es decir, el pueblo de Dios esta llamado a ser un pueblo santo
y entregado al servicio de su prójimo y de Dios. Por eso era necesario la corrección para tener una
vida honrada y en paz; para que nos fortalezcamos en alma y cuerpo; para que
caminemos rumbo a la casa del Padre Dios.
P. Chava, SVD |
En
el evangelio de Lucas, es Jesús quien insiste a sus discípulos en esforzarse en
entrar por la puerta estrecha al Reino de los Cielos, pues muchos serán los
llamados pocos los elegidos. La salvación será para quien ante los ojos de Dios
han merecido la salvación por su fe, sus obras de caridad, su fidelidad y
entrega a Dios y a su prójimo. Pues no basta con saber quién es Dios, sino que
hay que poner en práctica sus enseñanzas con nuestras vidas.
En
el caminar de los años, en nuestra peregrinación por la tierra, disfrutaremos
de las maravillas de Dios. De nuestros hermanos en Cristo, de la humanidad en
general, de cuanto el hombre y la mujer han creado para sí mismos y para los
demás. Pero sobre todo no debemos perdernos en el camino, pues nuestra meta y
nuestro fin último, es llegar de nuevo a la casa del Padre, para esto tendremos
que esforzarnos para purificarnos de nuestros pecados. Y salvar nuestra alma y
cuerpo, para gloria de Dios.
P. Chava, SVD |
P. Chava,
SVD: Misionero del Verbo Divino, Vicario de la Parroquia Virgen del Alba,
Alcorcón, (Diócesis
de Getafe), Madrid, España.
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