viernes, 18 de marzo de 2016

Jesús me salvo, Domingo de la Pasión- Ciclo C

P. Chava, SVD
Domingo de la Pasión- Ciclo C
Isaías 50,4-17; Salmo 21,2a.8-9.17-18a.19-20.23-24; Filipenses 2,6-11; Lucas 22,14–23,56
Domingo, 20 de marzo de 2016

Jesús me salvo. El chivo expiatorio es el ser sacrificado por el bien común, para purificar los pecados o culpas del pueblo o de un grupo de personas. Consiste en cambiar una vida por muchas, en sacrificar al inocente por el pecador. Eso fue lo que hozo Jesús por la humanidad, el dio su vida para salvarnos de nuestros pecados.

En el libro de Isaías, habla de la vocación que el profeta tiene para con su pueblo por orden de Dios: y es la de consolar y fortalecer al pueblo en tiempos de la esclavitud. En este pasaje nos narra la fortaleza espiritual y la fe, que tiene el siervo sufriente del Señor ante la opresión y humillación que recibe. Pero el siervo no se inmuta, pues es Dios quien lo fortalece en la desgracia, es Dios quien lo consuela y rescatará de en medio de tanto dolor. El pueblo de Israel en la calamidad recitará: el salmo 21 “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”.

En la carta a los Filipenses, se resalta las dos naturalezas de Jesús: la humana y la divina, pero Jesús siendo el Hijo de Dios se hizo uno como nosotros, un hombre lleno de fragilidades mostrando su condición humana; Jesús al asumir nuestra naturaleza nos une a Él, por eso con su muerte morimos y con su resurrección resucitamos, pues obedeciendo al Padre es como nos salvo, dando su vida por nosotros, nos rescato de la esclavitud del pecado, para devolvernos la dignidad de ser hijos de Dios.

P. Chava, SVD
En el evangelio según san Lucas, recordamos la pasión de Jesús: el jueves por la noche es detenido y acusado de alta traición, pasando por un juicio oral, fue condenado a muerte, por injurias y mentiras de sus acusadores movidos por la envidia y el odio hacia Jesús. A Jesús sólo le queda asumir la tortura y carga con la cruz, hasta su suplicio en el lugar donde morirá para remisión de nuestros pecados. Es ahí donde pueblo realmente descubren que en verdad Jesús es hijo de Dios. Todos lloran su muerte hasta la naturaleza resiente la muerte de su Señor.

A largo de nuestra historia nos encontraremos a muchos inocentes que mueren por culpa de sus verdugos; experimentaremos la maldad hecha carne. Jesús lo hizo, muchos mártires, y luchadores por la paz y la justicia mueren a diariamente a manos del poder económico, político y religioso, con la escusa de mantener estatus y normas que los mantienen en su poder. Poro el inocente y el débil no debe tener miedo, pues cuenta con Dios para hacer un contrapeso, y de este modo traer la esperanza de que no todos son malos, que hay muchos que son justos y buenos, y que por ellos hay que luchar para mantener la vida del ser humano por encima de  los valores económicos o de cualquier otro poder, que intenta acabar con el ser humano y sus derechos a la vida.

P. Chava, SVD
P. Chava, SVD: Misionero del Verbo Divino, Vicario de la Parroquia Virgen del Alba, Alcorcón,   (Diócesis de Getafe),  Madrid, España. 


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