P. Chava, SVD |
Hechos de los Apóstoles 1,1-11; Salmo 46,2-3.6-7.8-9;
Efesios 1,17-23; Marcos 16,15-20
Domingo,
17 de mayo de 2015
La Ascensión del Señor se convertirá en el inicio del
caminar de los misioneros que son llamados por el Señor para llevar la Buena
Noticia e implantar el Reino de Dios en la tierra. Jesús es el Señor de
señores, el Rey de reyes. Los misioneros tienen la bendición de Dios para
cumplir la misión que se les encomendó.
Lucas, nos narra la Ascensión del Señor, que fue cuarenta
días después de la Resurrección de Jesús. El Señor se aparece de nuevo a sus
apóstoles y no deja ninguna duda de que ha resucitado de entre los muertos, porque
Jesús come con ellos, probando que no es un fantasma u algún espíritu. Les
insiste de que no dejen Jerusalén y que esperen ahí hasta la venida del
Espíritu Santo que los bautizará con fuego. Al ser bautizados recibirán la fuerza
de Dios para salir a predicar la buena noticia desde Samaria hasta los confines
del mundo. El creyente por eso proclama: Salmo 46 “Dios
asciende entre aclamaciones; el Señor, al son de trompetas”.
Pablo, reza al Padre de la vida, para que dé a los cristianos el Espíritu Santo y les revele que Dios ha colocado a Jesús a su derecha como príncipe de las naciones presentes y futuras, sobrenado de cuanto existe. El poder del Padre es superior a todo, a tal grado de resucitar a Jesús, por eso los creyentes comprenden el gran poder de Dios sobre el mundo. Y desde entonces la Iglesia se tornaría en el cuerpo visible de este poder, siendo ella el cuerpo místico de Cristo.
P. Chava, SVD |
Jesús, transmite su poder a sus misioneros: para que
proclamen la Buena Noticia, para que
tengan autoridad para bautizar y salvar; para predicar en nuevos idiomas; para
sanar a enfermos con la oración e imposición de manos; para que ningún mal les
dañe, ni siquiera el demonio. Después de darles autoridad y responsabilidades a
cumplir; el Señor Jesús ascendió al cielo y se sentó a la derecha del Padre. El
evangelio llegaría hasta los confines del mundo y los misioneros del Señor son bendecidos
y acompañados por Dios en la misión para que proclamen la Buena Nueva a la
humanidad entera por los siglos de los siglos.
La misión
que Jesús nos da a los cristianos
es la de no olvidar su mensaje, y para ello pide a cada cristiano y seguidor
suyo que dedique parte de su tiempo, trabajo y bienes para el servicio de la
construcción del Reino de Dios aquí en la tierra. Por eso la Iglesia como
cuerpo visible de Jesús aquí en la tierra tiene el deber y el derecho de
administrar los bienes recibidos para la misión y organizar a los misioneros
para la labor de evangelización en las realidades donde este: en las Iglesias,
comunidades cristianas, caritas, hospitales, en la educación, y cualquier tarea
que haga un cristiano, para dar vida en nombre de Dios.
P. Chava, SVD |
P. Chava, SVD, Misionero del Verbo Divino, Vicario de la Parroquia Virgen del Alba, Alcorcón, (Diócesis de Getafe), Madrid, España.
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