domingo, 17 de marzo de 2024

5º de Cuaresma, Ciclo B

 
5º de Cuaresma, Ciclo B
Jeremías 31,31-34; Salmo 50; Hebreos 5,7-9; Juan 12,20-33
17 de marzo de 2024


P. Chava, SVD
 
Jesús murió para salvarnos, la muerte en la cruz fue el signo visible de su amor por Dios y la humanidad. La muerte en la cruz, se convierte de una evidente derrota y crisis en una digno de glorificación a Dios, pues la vida vence a la muerte, pues el amor vence al pecado y así comprendemos como es que Jesús nos salvó y amo, al morir en la cruz.
 
Jeremías renueva la alianza de Dios y su pueblo al repetir las palabras del Señor que dije: “inscribiré mi ley en los corazones de mi pueblo” así queda purificado y renovado, esto lo dice después de ver qué mismo pueblo que liberó de la esclavitud en Egipto ahora traiciona la alianza con Dios, al no cumplir sus mandatos. A pesar de eso Dios perdona, sana y convierte a su pueblo, lo redime de sus pecados y todo el pueblo se dará cuenta del amor de Dios y de su fuerza liberadora del pecado.
 
En la carta a los Hebreos nos recuerdan que Jesús no quería morir, pero por amor a la humanidad y a Dios lo hizo. Jesús, a pesar de ser Hijo, aprendió, dentro de un gran sufriendo, a obedecer en todo momento. Su muerte en la cruz nos dio nueva vida y se renovó la alianza para siempre. Jesús nos pone el ejemplo de amar sin límites, de servir sin medida y de entregar todo por amor a Dios y a la humanidad.
 
P. Chava, SVD

Jesús anuncia que ha llegado su hora, esta hora de darlo todo por amor a Dios, por obediencia a su voluntad, entregar su propia vida para salvar a la humanidad. Aclara Jesús que tiene que morir y dar su vida, quien pretenda seguirle tendrá que hacer lo mismo, dar su vida, para dar más mida a los demás. Por eso pide fidelidad a todos sus discípulos, quien quiera seguirle también tendrá que padecer y como Jesús cargar con su cruz; el martirio es el testimonio del creyente en el mundo, algunos tendrán que morir, por dice: “Os aseguro que, si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto. El que se ama a sí mismo se pierde, y el que se aborrece a sí mismo en este, mundo se guardará para la vida eterna”.

P. Chava, SVD

Jesús, contemplo tu muerte en la cruz y me hace pensar en lo mucho que nos amas. Señor fortalécenos en nuestros dolores, cura nuestros males, sana nuestras heridas, danos vida eterna con la resurrección. Te amamos Señor, solo en ti confiamos y seguimos por una eternidad.
 
P. Chava, SVD. Misionero del Verbo Divino. Párroco de la parroquia Nuestra Señora del Carmen, Diócesis Sevilla, España. 



 

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