miércoles, 9 de noviembre de 2022

33º Tiempo Ordinario Ciclo C

33º Tiempo Ordinario Ciclo C
Malaquías 3,19-20; Salmo 97; 2 Tesalonicenses 3,7-12; Lucas 21,5-19
13 de noviembre de 2022

P. Chava, SVD
 En el Señor pongo mi vida y mi esperanza de salvación. Dios es justo y busca la salvación de los hombres, de manera especial de aquellos que han alejado de su presencia. Por otro lado, el Señor se vale de los creyentes, para obrar en su nombre.
 
En la primera lectura Malaquías dicta sentencia donde los malhechores y los orgullosos, ellos serán castigados por sus faltas. Por otra parte, los justos serán recompensados y bendecidos por Dios. Por eso, confiemos en el Señor para que haga justicia con nuestras vidas según su juicio. Y sí es el caso, que tenga compasión de nosotros, y rectifiquemos nuestros caminos ahora, para unirnos a Dios en su voluntad.
P. Chava, SVD
 
 En la segunda lectura Pablo se dirige a la comunidad de Tesalónica, con cierta severidad, pues se ha enterado de que en la comunidad hay algunas personas que no quieren trabajar. Porque, para ellos no tiene sentido trabajar, pues pronto este mundo se acabará con la venida de Jesús. Sin embargo, el mismo Pablo se pone como modelo de una persona responsable en todo, tanto para trabajar como para evangelizar. Se pone como ejemplo: que con sus propias manos él se gana la vida, haciendo tiendas. De ahí que venga su enfado y su frase célebre: “el que no trabaje que no coma”.
 
En el evangelio según san Lucas:  Jesús advierte que los días del templo de Jerusalén están contados, la grandeza de la casa de Dios se vendrá abajo: “no quedará piedra sobre piedra”. En los inicios de la comunidad cristiana les tocará vivir estos momentos de muerte y destrucción. Inclusive los primeros cristianos serán perseguidos, pero ellos no deberán tener miedo, pues Dios enviará su Espíritu Santo, para defenderles de sus adversarios.
P. Chava, SVD
 
Dios se hace presente en la vida de los hombres y mujeres que confían en el Señor. Ellos también, perciben su presencia en sus vidas. Por eso amar y servir a Dios, es cuestión de fe y de fidelidad, y quien tenga ambas cualidades conocerá el rostro de Dios en esta vida y en la vida eterna. Con Dios de su lado se sentirán fuertes, libres y con deseos de mejorar el mundo y la humanidad.
 
P. Chava, SVD, Misionero del Verbo Divino, Vicario de la Parroquia Verbo Divino, Diócesis de Getafe, Leganés, Madrid, España.
 


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