22° Tiempo Ordinario Ciclo A
Jeremías 20,7-9; Salmo 62; Romanos 12,1-2; Mateo 16,21-27
30 de agosto de 2020
P. Chava, SVD |
Cargar con nuestra cruz para dar vida, es inmolarnos a Dios como hostias
vivas, pues quien da su vida por Dios y el evangelio la salvará. Quien da su
vida consiente, libre y espontáneamente, al servicio de Dios y de su pueblo,
genera más vida en la humidad y para gloria de Dios.
En la primera lectura, el profeta Jeremías narra su experiencia religiosa
de su relación con Dios. Su relación con Él es fuerte, seductora y violenta, y
mismo contra su voluntad, el profeta termina haciendo lo que Dios le pide
porque dentro de sus entrañas le quema “la palabra de Dios”; ella tiene que ser
proclamada sin miedo y hacer ver sus designios al pueblo escogido por el Señor,
para que se arrepienta y corrija sus pecados. Salmo 62 “Mi alma está
sedienta de ti, Señor, Dios mío”.
P. Chava, SVD |
San Pablo en la segunda lectura nos invita al sacrificio corporal y
espiritual; pide que seamos hostias vivas, que no seamos como la gente en el
mundo; unido y seducido por los placeres del mundo, sino que seamos conscientes
de nuestro destino que es: “estar con Dios”, para esto tenemos que asemejaros a
Él en nuestra toma de decisiones, que nuestro criterio sea buscar lo bueno y lo
perfecto para agradar a Dios.
En el evangelio hay una discordia entre Pedro y Jesús, por el rumbo y el
destino que tiene que hacer el Señor. Puesto que Pedro no quiere que Jesús vaya
a Jerusalén para que muera como un profeta, por eso Jesús le regaña e insulta,
porque Pedro no alcanza a entender que es la voluntad de Dios, y que así sea: “que
Jesús muera por amor, para gloria de Dios”. Por lo mismo añade Jesús que a
partir de ahora todos los que quieran seguirle lo tienen que imitar: “cargar su
cruz y a renunciar a su vida para poder salvarla”, y quien lo haga tendrá vida eterna,
así como el reconocimiento de Dios.
Dios ayúdanos, a tener el valor para dejar que nuestras vidas sean ofrendas
agradables a ti Señor nuestro. Siguiendo el ejemplo de Jesús: siendo el Hijo de
Dios se hizo esclavo de todos. El cristiano, si sigue a Jesús tiene que entregar
su vida al servicio de la humanidad y ofrecerla con total libertad, para gloria
de Dios. Pues quien deja su sitio de confort, patria, familia, cultura, hasta
su propia vida para ayudar a los demás para que tengan los bienes necesarios
tanto espirituales como corporales, esta persona, en verdad, comprendió el
mensaje de Jesús y asimilo el destino de su Señor. Morir dando la vida por Dios
y por su pueblo, todo esto para glorificar a Dios y extender el Reino de Dios
en la tierra.
P. Chava, SVD |
P. Chava, SVD: Misionero del Verbo Divino, Párroco in solidum de las unidades pastorales en Villatuerta, Oteiza, Noveleta, Grocin y Murillo, en Navarra, Diócesis de Pamplona, España.
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