4º de Cuaresma – Ciclo A
Samuel 16,1b.6-7.10-13ª; Salmo 22; Efesios 5,8-14;
Juan 9,1.6-9.13-17.34-38
22 de marzo de 2020
22 de marzo de 2020
P. Chava, SVD. |
Cristo luz del
mundo, tú eres quien viene para salvarnos, para curarnos, para darnos vida eterna,
para llenarnos de luz para que seamos luz como tú eres la luz del mundo. Ayúdanos
a vencer nuestros miedos y enfermedades.
En el libro de
Samuel, encontramos el relato de la misión del Señor que pone hacia el profeta
Samuel para ungir al nuevo Rey de Israel, vemos que Dios no se deja llevar por
las apariencias y escoge a un niño que es el hijo menor de su familia y
además es pastor; como tal es un niño inocente; es un humilde pastor; sencillo
e ignorante del papel que puede desempeñar un rey; sin embargo el pueblo de
Israel quiere un rey parecido a sus vecinos. Samuel unge al nuevo rey del
pueblo de Israel, pero lo hace, cuando aún tienen un rey en vida: a “Saúl” esto
traerá un conflicto entre los dos. Por eso vemos que Dios se basa en la
vocación de cada persona para hacer del sencillo alguien grande. El rey David
será la impronta del pueblo de Dios, al convertirse en signo y símbolo del
pueblo de Israel. Dios usará la imagen del: “pastor”, para mostrar su
compromiso con el pueblo, por eso rezamos el Salmo 22 “El Señor es mi
pastor, nada me falta”.
En la carta a los Efesios, es importante e imprescindible
comprender el sentido simbólico del mensaje: que los seres humanos se
conviertan en luces, que proviene de la luz de Cristo, pues el Señor es luz del
mundo, nosotros al ser bautizados nos unimos a él, y cuando vivimos la fe y la
ponemos en práctica creamos luz y esa luz se comprueba cuando nuestras acciones
tienen como resultado la bondad, justicia y verdad. Nos invita a denunciar
el pecado las tinieblas para que todo lo que está mal pueda cambiar, se
convierta en luz, pues Jesús nos purificará, nos invita a levantarnos del
sueño, de la muerte para comenzar a vivir en plenitud. Para que vivamos y
transmitamos la luz de Cristo.
P. Chava, SVD |
En el evangelio según san Juan encontramos la
narración de la curación del hombre siego de nacimiento, él puede ver, pero gracias
Jesús; Nuestro Señor Jesús usa esta metáfora de la vista para hacerse notar
como luz del mundo; Jesús sana al siego usando su propia saliva, para hacer
barro, se lo unta con sus manos en los ojos y luego le pide que vaya a la
piscina de Siloé. El ciego es cuestionado: “no valla ser un falso impostor”, o
el mismo Jesús sea “un gran charlatán”; pero es la falta de fe y el
desconocimiento sobre Jesús lo que hace dudar del milagro, que un siego de
nacimiento pueda ver; Incluso señalan a Jesús como un pecador y por lo mismo no
puede hacer milagros; En esta catequesis, descubrimos que hay que librarnos de
prejuicios para que Jesús haga milagros en nosotros.
No tengas miedo.
Dios está contigo. Jesús te sana. Confía en Dios. Oremos juntos: Señor, ven a
mi vida, Señor sácame de la oscuridad, ilumina mi rosto con tu mirada, dame el
valor de dejar atrás al pecado, las tinieblas, la oscuridad, todo aquello que
me lleva a la muerte, y rescátame para convertirme en seguidor tuyo y poder
encender mi ser con tu luz y así dar luz en este mundo como tú, lo haces mi
Señor, en nuestras vidas.
P. Chava, SVD |
P. Chava, SVD: Misionero del Verbo Divino, Párroco in solidum de
las unidades pastorales en Villatuerta, Oteiza, Grocin y Murillo, en Navarra, Diócesis de
Pamplona, España.
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