Deuteronomio 30,10-14; Salmo 68; Colosenses 1,15-20; Lucas 10,25-37
10 de julio de 2016
10 de julio de 2016
P. Chava, SVD |
Las normas de
la vida existen desde que comprendemos que los criterios de convivencia son tan
amplios como personas que existen. Descubrimos que estamos condicionados por
nuestras circunstancias, y es ahí que Dios nos exige descubrir que no hay norma
por encima del bien común y del amor al prójimo.
En el libro
del Deuteronomio se exalta la importancia de la doctrina de la ley como
precepto divino. La ley es posible de cumplirla y alcanzarla pues está en el
corazón del hombre y su voluntad el cumplirla, para que sea el mismo quien de
ejemplo a los demás de los mandatos de Dios. Por eso el pueblo exclamará el
salmo 68: “Humildes, buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón”.
P. Chava, SVD |
San pablo en
la carta a los Colosenses hace una teología, al interpretar el origen del todo:
y origen de todo cuanto existe es Dios; Jesús también es Dios y en el procede
todo cuanto hay, sin él nada existiría y por tanto todo se le debe a Dios.
Jesús es el principio supremo de toda propiedad y poder, al mismo tiempo de
autoridad a lo largo de los siglos, en Jesús encontramos la paz por medio de su
sangre derramada pues en ella encontramos el perdón y la vida.
En el
evangelio se resume los mandamientos de la ley de Dios así: “Amarás al Señor,
tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma y con todas tus fuerzas y con
todo tu ser. Y al prójimo como a ti mismo.” y el ejemplo de la parábola
del buen samaritano se entiende de quien practica la misericordia es quien es
prójimo del desamparado.
P. Chava, SVD |
Dios nos pide
descubrir que hay que construir un mundo basado en Dios y en el hombre, muchos
estaremos de acuerdo en ser buenos y hacer el bien. Pero no basta con ser
buenos, tiene que tomar un sentido y un porque hacerlo, y es ahí que
descubrimos que por amor al prójimo podemos transformar el mundo, pues existirá
la misericordia y la entrega por los más débiles.
P. Chava, SVD: Misionero del Verbo
Divino, Vicario de la Parroquia Nuestra Señora de Altagracia, Diócesis de
Madrid, España.
No hay comentarios:
Publicar un comentario