Jeremías 1,4-5.17-19; Salmo 70,1-2.3-4a.5-6ab.15ab.17; 1 Corintios 12,31–13,13; Lucas 4,21-30
3 febrero de 2019
P. Chava, SVD |
El profeta es el mensajero de
Dios. Es muy poco frecuente encontrar verdaderos profetas que nos hablen de la
buena noticia del Señor y aun más pocos los que son capaces de dar su vida para
poder corregirnos a tiempo, acusando nuestros pecados, nuestra maldad y nuestra
falta de Dios en nuestras vidas.
En la primera lectura escuchamos
el llamado vocacional que hace Dios a su profeta Jeremías. Antes de que naciera
ya Dios lo predestino a ser su profeta, para derrumbar, arrancar el mal que hay
en el pueblo de Dios. Le alienta a no tener miedo, pues el Señor será su
columna fuerte en sus momentos de persecución. Dios le mandará a su pueblo para
que el pueblo recapacite y se convierta.
P. Chava, SVD |
En la segunda lectura san Pablo
se dirige a los corintios, con un cantico al amor. Dentro de las virtudes teologales: fe,
esperanza y caridad (amor) de todas ellas la más importante es el amor; añade
no importa cuánto, tengamos, sepamos y seamos, lo que realmente importa en esta
vida es amor y sus expresiones de amor: “El
amor es paciente, es benigno; el amor no tiene envidia, no presume, no se
engríe; no es indecoroso ni egoísta; no se irrita; no lleva cuentas del mal; no
se alegra de la injusticia, sino que goza con la verdad. Todo lo excusa, todo
lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor no pasa nunca.”
P. Chava, SVD |
En el evangelio Jesús anuncia que
la escritura que se ha leído se cumplido
hoy, y añade que sin embrago un profeta no es profeta en su propia tierra.
Porque aunque quisiera la gente no le da legitimidad, reconcomiendo y mucho
menos le tiene fe. Porque lo ve como una gente normal. Cita lo que paso en el
pasado y como Dios no ayudo al pueblo de Israel sino a los extranjeros. Por eso
sus paisanos se molestan con Él e intentan lincharle, pero Jesús sale de en
medio de ellos y continua con su predicación por aquellas tierras.
El don de profetismo, comienza
con el llamado de Dios. El profeta muchas de las veces es incomprendido, perseguido
y rechazado. En algunos casos es torturado y se le quita la vida, porque sus
palabras son molestas para las conciencias de las personas necias que no
quieren cambiar de vida. Que quieren vivir sin Dios y sin sus designios, que
quieren vivir a su aire, y sin ningún compromiso con la humanidad. Por eso se
mantiene en el pecado.
P. Chava, SVD |
P. Chava, SVD: Misionero del
Verbo Divino, Vicario de la Parroquia Nuestra Señora de Altagracia, Diócesis de
Madrid, España.
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