P. Chava, SVD |
Domingo, 15 de marzo de 2015
2 Crónicas 36,14-16.19-23; Salmo 136; Efesios 2,4-10; Juan 3,14-21
Jesús
es la luz del mundo!!! Esta luz nos viene
como muestra de amor infinito para la humanidad. Dios nos ama tanto que nos
entrega a su propio Hijo como prenda de amor. Porque nos ama tanto, nos
purifica con ese amor de todos nuestros pecados con la gracia santificante.
Ciro, rey de Persia dijo: "El Señor, el Dios de los cielos,
me ha dado todos los reinos de la tierra. Él me ha encargado que le edifique
una casa en Jerusalén, en Judá. Quien de entre vosotros pertenezca a su pueblo,
¡sea su Dios con él, y suba!" Lo que llama la atención que el Dios de
Israel se apoya en el extranjero para salvar a su pueblo, que esta esclavitud sirvió
para purificar al pueblo de sus pecados e infidelidades, es en el exilio donde
configuran su identidad de pueblo y desde entonces la tradición y los profetas
serán sus lecturas espirituales que los guiará para la nueva formación del
pueblo de Israel. Por eso como el creyente tiene que canta el salmo 136, “Que se me pegue la
lengua al paladar si no me acuerdo de ti”.
P. Chava, SVD |
Pablo, nos dice que Cristo nos
salvo, que Él sigue salvando incluso a los no nacidos, es decir, a las futuras
generaciones. Lo interesante es que la salvación ya viene por esfuerzo humano:
buen comportamiento, cumplimiento de las leyes, etc. sino que la salvación es
por gracia de Dios, es decir, es gratuita no por lo hemos ganado con nuestro
esfuerzo, sino porque somos hijos de Dios, y por este amor inmenso que nos
tiene Dios y Jesús son capaces de darnos todo sin esperar nada a cambio, por
gracia, por amor de forma gratita.
P. Chava, SVD |
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