1º de
Adviento, Ciclo C
Jeremías 33,14-16; Salmo 24; Tesalonicenses 3,12–4,2;
Lucas 21,25-28.34-36
1 de diciembre de 2024
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P. Chava, SVD |
Las lecturas nos hablan de la ansiosa espera, de la llegada del Mesías,
es decir, de Jesús. Una vez que el Verbo encarnado se hizo hombre, y habitó
entre nosotros. Jesucristo, después de haber sido bautizado nos habló del
Reino de Dios; formo una comunidad de doce discípulos y cuando llego su
“hora” partió para Jerusalén, porque sabía que tenía que morir ahí con una
muerte de cruz. Ya próximo de entregar su vida, habló con sus discípulos del
final de los tiempos, cuando el Hijo de Hombre vuelva con la gloria de Dios.
A esto le llamamos la parusía del Señor, y se ha vuelto en la esperanza que
sostiene a los creyentes en su fe.
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P. Chava, SVD |
Jeremías profetisa sobre el vástago de la
descendencia del Rey David, trayendo la esperanza de continuidad y futuro para
el pueblo de Israel, que estaba siendo oprimido, por eso el creyente llamará a
Dios como “el Señor es mi justicia”. |
P. Chava, SVD |
En la Carta a los Tesalonicenses, san
Pablo nos narra sobre la segunda venida de Jesús donde nos tenemos que
presentar, como “santos e irreprensibles ante Dios”, conservando en nuestras
vidas, las palabras de salvación de Jesús y viviendo ejemplarmente nuestro ser
como cristianos, en el arte de amarnos como hermanos e hijos de Dios.
En el evangelio, Jesús anuncia la parusía del Hijo de
hombre, (su segunda venida, de Jesús) con grandes signos en la creación, como
es en el sol, la luna y las estrellas; y en la tierra en las aguas del mar.
Porque Jesús vendrá con gloria y poder, vendrá con fenómenos inexplicables,
como venir sobre una nube, pero el mayor signo: es “la consolación” pues el
miedo terminará, los hombres serán liberados. La gente alzara sus cabezas para
ver con alegría, que viene Dios con poder y gloria.
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P. Chava, SVD |
En el tiempo que vivimos nuestra mirada esta puesta en
el Señor, que nos sana, nos ayuda y nos fortalece en nuestras debilidades. Al
comienzo de un nuevo año litúrgico, el ciclo C, lo comenzamos con el tiempo
litúrgico del Adviento. Las lecturas nos hablan de un fin de un tiempo y del
comienzo de otro. Terminó el tempo del pecado del hombre, porque llegará su
salvador para liberarlo de sus miedos y de sus males. Jesús es el Hijo del
hombre, que nos trae la salvación, por eso tenemos que estar alerta para recibirlo
en nuestras vidas.
P. Chava, SVD, es misionero del Verbo Divino. Párroco de la parroquia
Nuestra Señora del Carmen, Diócesis Sevilla, España.
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