4º Domingo de Pascua, Ciclo B
Apóstoles
4,8-12; Salmo 117; 1 Juan 3,1-2; Juan 10,11-18
21 de abril de 2024
P. Chava, SVD |
P. Chava, SVD |
En
la lectura de Hechos de los Apóstoles: Pedro, echa en cara la falta de fe del
pueblo: “que tomaron la decisión de matar al Mesías”, no fueron capaces de
reconocer a Jesús el nazareno, como el esperado de los tiempos. Pero Jesús
además de ser el Mesías, es el Hijo de Dios que resucito de entre los muertos y
es ahora la “piedra angular” que los arquitectos desecharon. Ahora Jesús es la
base de muchas religiones, de muchas Iglesias, de muchos pueblos y culturas.
En la lectura de primera de Juan: el Apóstol Juan, nos
da la seguridad de la filiación con Dios, ya podemos llamarnos hijos de Dios.
En la Iglesia católico esto es por la unión con Cristo en los sacramentos como
el bautismo, la eucarística, le fe, la Iglesia, todo esto y más, nos elevan a
la dignidad de ser hijos de Dios, pero aun mayor será la gloria de la humanidad
cuando vuelva de nuevo Jesús y se manifieste con poder y grandeza. Volvernos a
encontrarnos con Jesús, mientras tanto nos toca evangelizar y vivir el Reino de
Dios aquí y ahora.
P. Chava, SVD |
La
fe católica se basa en Jesús como el Mesías esperado desde hace siglos, los
sacramentos que administra la Iglesia giran en torno a Jesús, pues los
sacramentos unidos a Cristo y su Iglesia son instrumentos de la distribución de
la gracia de Dios. Jesús es para nosotros nuestra roca; nuestra fortaleza
espiritual; es Jesucristo quien nos alimenta y da vida. Jesús es nuestro pastor
y nosotros somos sus ovejas.
P. Chava, SVD |
P. Chava, SVD.
Misionero del Verbo Divino. Párroco de la parroquia Nuestra Señora del Carmen,
Diócesis Sevilla, España.
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