11º Tiempo Ordinario- Ciclo B
Ezequiel 17,22-24; Salmo 91; 2 Corintios 5,6-10; Marcos 4,26-34
13 de junio de 2021
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P. Chava, SVD |
El Reino de Dios, es la fuerza vital de Dios que
crece en el corazón y en las mentes de las personas, y es transmitida por el
Evangelio, es decir, por la Buena Nueva. Nos dice, Jesús: "busca primero el Reino
de Dios y su justicia" y lo demás vendrá por añadidura. Los creyentes miembros de la Iglesia o de una comunidad
cristiana, hacen visible el Reino de Dios, cuando se respira un ambiente de: amor, caridad, perdón, paz, justicia, y lo hacen en nombre de Dios.
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P. Chava, SVD |
En la primera lectura del profeta Ezequiel, nos narra: “la
metáfora de la rama joven de cedro, que será arrancada y replantada en la cumbre
de un momento elevado, y crecerá el cedro tan grande que toda clase de aves se
posaran en él”. Ezequiel, nos dice que el poder de Dios es tan grande y
tan fértil que de la nada o de lo pequeño hace grandes maravillas, estas
palabras de aliento están dirigidas al pueblo de Dios que comparado con los
demás pueblos son nada, y más cuando han sufrido muchas guerras e invasiones
(exilio en Babilonia). Pero el Señor hará del pueblo de Israel, un pueblo
numeroso, “el más grande”, de todas las naciones. El pueblo, después de vivir
la opresión, volverá a resurgir y crecerá tanto, que hasta las otras naciones, lo
tendrán en cuenta en su historia, por eso el pueblo de Israel recibe de Dios su
protección y bendición, incluso en la pequeñez.
En la segunda lectura san Pablo, nos hace tomar conciencia de que nuestra
vida: "es temporal y pasajera en el cuerpo que tenemos". Cristo será el juez de
nuestras vidas, después de que experimentemos la muerte. Somos peregrinos en
este mundo, con la capacidad de dar vida o muerte con nuestras acciones, por
eso es importante tomar conciencia: “de que nuestro caminar va dirigido al
encuentro con Dios en esta vida o en la siguiente”. Con la plena confianza en el
Señor, lucharemos en esta vida, hasta que tengamos el gusto de estar enfrente a Jesús. Mientras vivamos, tenemos la opción de obrar el bien o el mal, pero todo acto
tiene sus consecuencias, por eso, te invito a que hagas el bien con tu vida.
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P. Chava, SVD |
En el evangelio, Jesús, nos
habla del Reino de Dios en parábolas: explica que el Reino comienza con la
pequeñez que hay en una semilla, pero por dentro hay una gran fuerza vital, imperceptible
al espectador. Así es el Reino de Dios como la semilla de trigo o como el grano
de mostaza, estas son tan pequeñitas, pero cuando son plantadas ellas crecen y
se desarrollan, de una manera tan extraordinaria, que llegan a multiplicarse o
crecer, formidablemente. Es el ejemplo
claro que “la semilla”, es decir, la palabra de Dios es sembrada en los
corazones de los creyentes, crece, e incluso sin darse cuenta: "crece a una
velocidad y con una fuerza", que Dios sostendrá a lo largo del tiempo, en
distintas partes del mundo. Así se expande el Reino de Dios en la humanidad.
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P. Chava, SVD
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El mensaje central de Jesús es el Reino de Dios, la Buena Nueva que viene a ayudar
a la humanidad. La Palabra de Dios se vuelve en el motor del dinamismo de la evangelización,
muchas personas se convirtieron, y creyeron en la Palabra del Señor, a tal
grado que dejaron que Dios actuará en sus vidas, y esto permitió a su vez
cambiar su entorno, buscaron realizar el Reino de Dios y su justicia aquí y
ahora. ¡Y el mundo cambio! La presencia de Dios se hizo visible en nuestras
vidas.
P. Chava, SVD: Misionero del Verbo Divino, Párroco
in solidum de las unidades pastorales en Villatuerta, Oteiza, Noveleta, Grocín
y Murillo, en Navarra, Diócesis de Pamplona, España.
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