CHAVA SOL:

miércoles, 30 de agosto de 2017

Cargar con nuestra cruz para dar vida, 22° Tiempo Ordinario Ciclo AP.



22° Tiempo Ordinario Ciclo A
Jeremías 20,7-9; Salmo 62; Romanos 12,1-2; Mateo 16,21-27
Domingo, 3 de septiembre de 2017
P. Chava, SVD

Cargar con nuestra cruz para dar vida, es inmolarnos a Dios como hostias vivas, pues quien da su vida por Dios y el evangelio la salvará. Quien da su vida consiente, libre y espontáneamente, al servicio de Dios y de su pueblo, genera más vida en la humidad y para gloria de Dios.


En la primera lectura, el profeta Jeremías narra su experiencia religiosa de su relación con Dios. Su relación con Él es fuerte, seductora y violenta,  y mismo contra su voluntad, el profeta termina haciendo lo que Dios le pide porque dentro de sus entrañas le quema la palabra de Dios para que se proclamada sin miedo y hacer ver sus designios a su pueblo escogido que por sus pecados quedarán reducidos con violencia.  Salmo 62 “Mi alma está sedienta de ti, Señor, Dios mío”.

San Pablo en el segunda lectura nos invita al sacrificio corporal y espiritual: pide que seamos hostias vivas, que no seamos como la gente en el mundo unido y seducido por los placeres del mundo, sino que seamos conscientes de nuestro destino que es estar con Dios, para esto tenemos que asemejaros a Él en nuestras toma de decisiones, que nuestro criterio sea buscar lo bueno y lo perfecto en fin lo que le agrada a Dios.

P. Chava, SVD
En el evangelio hay una discordia entre Pedro y Jesús, por el rumbo y el destino que tiene que hacer Jesús. Puesto que Pedro no quiere que Jesús vaya a Jerusalén para que muera como un profeta, por eso Jesús le regaña e insulta, porque Pedro no alcanza a entender que es la voluntad de Dios que así sea, que Jesús muera para gloria de Dios. Por lo mismo añade Jesús que a partir de ahora todos los que quieran seguirle lo tienen que imitar: “cargar su cruz y a renunciar a su vida para poder salvarla”, y quien lo haga tendrá vida eterna así como el reconocimiento de Dios.


Dios ayúdanos, a tener el valor para dejar que nuestras vidas sean  ofrendas agradables para ti Señor. Pues como Jesús siendo el hijo de Dios se hizo esclavo de todos, así espera que quien le siga y entregué su vida al servicio de la humanidad; y ofrenda su vida para gloria de Dios. Pues quien deja su sitio de confort, patria, familia, cultura, hasta su propia vida para ayudar a los demás para que tengan los bienes necesarios tanto espirituales como corporales, esta persona comprendió a Jesús y asimilo el destino de su Señor. Morir dando la vida a Dios y a su pueblo para  glorificar a Dios y extender el Reino de Dios en la tierra.


P. Chava, SVD: Misionero del Verbo Divino, Vicario de la Parroquia Nuestra Señora de Altagracia, Diócesis de Madrid, España.

P. Chava, SVD



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