P. Chava, SVD |
Isaías 8,23b–9,3; Salmo 26; 1 Corintios 1,10-13.17; Mateo 4,12-23
Domingo, 22 de enero de 2017
La luz de
Cristo nos ilumina, el Reino de Dios está en nuestra tierra. Porque
las guerras, el odio, la división no son fuertes ante el amor de Cristo y la
humanidad.
Isaías da esperanza de libertad y de la caída del
imperio que los asedia, en tiempos de crisis; de desesperación; de angustia y
de oscuridad, el Señor da una luz de esperanza y liberación, pues todo pasará y
Dios permanecerá con su pueblo. Por eso el pueblo cantará el Salmo 26: “El Señor es mi luz y mi salvación”.
P. Chava, SVD |
En corintio llego la evangelización, pero hay
disputas de poder y hay división por causa del orgullo de pertenecer a un
maestro en la fe, pero es ahí donde Pablo intervendrá e intentará unir a la
comunidad por el amor a Jesús y su pasión en la cruz, pues con su mensaje del
Reino de Dios y su vida entregada por amor nos ha salvado.
En el evangelio, Jesús llama a sus primeros
discípulos y comienza el Reino de Dios con pasos sencillos. Una nueva luz
ilumina la tierra ensombrecida por el pecado y la tiranía. Jesús inaugura el
Reino de Dios, desde el llamado vocacional que hace Dios a la humanidad,
dejarlo todo para seguir a Dios.
P. Chava, SVD |
En un mundo tan Cosmopolitan, tan lleno de riquezas culturales,
religiosas, y sociales. Las voces de odio por el hermano y la hermana, se alzan
a la mínima, para provocar divisiones y guerras. Señor Jesús, ayúdanos a vivir
en comunión, a ser tolerantes y hermanos a pesar de nuestras desigualdades. Has
que el Reino de Dios se haga realidad: por cada vez que nos amemos, nos perdonemos,
nos curemos, ayudemos mutuamente sin importa la raza, lengua, y cultura. Porque
todos somos hijos de Dios y la humanidad entera es nuestra familia.
P. Chava, SVD: Misionero del Verbo Divino, Vicario de
la Parroquia Nuestra Señora de Altagracia, Diócesis de Madrid, España.
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