P. Chava, SVD |
Malaquias 3,19-20; Salmo 97; 2 Tesalonicenses
3,7-12; Lucas 21,5-19
Domingo,
13 de noviembre de 2016
En
tiempos difíciles, el miedo se apodera de las mentes débiles, el miedo es un
mal que llega hasta paralizar a la persona y le hace hacer locuras con tal de
salvarse. Por eso ante el miedo, Dios es nuestra fortaleza y nuestra esperanza.
En el
libro de Malaquias, el profeta vaticina el final de los malvados, porque serán
punidos por sus muchos crímenes, en cambio el justo que honra a Dios será
salvado y él obtendrá justicia frente a Dios y los hombres. Por eso el creyente
puede cantar el Salmo 97 “El Señor llega para regir los pueblos con
rectitud”.
San Pablo
se pone como ejemplo de un hombre que trabajo en la comunidad, predicando la
buena nueva y además que trabajaba haciendo tiendas para autosustentarse, es
decir, comía con el sudor de su frente, por lo mismo invita a los perezosos a
que tengan vergüenza y comiencen a trabajar para ganar su sustento, que no se
vuelvan una carga para la comunidad. Porque corría la noticia que pronto vendrá
Jesús y por lo mismo ya no se preocupaban en trabajar.
P. Chava, SVD |
En el
evangelio Jesús hace unas predicciones sobre el final del templo y el
advenimiento de desastres a nivel mundial; incluso vendrán momentos muy
difíciles como de persecución religiosa, ellos mismo –los fieles a Cristo-
serán traicionados hasta por sus seres queridos; algunos irán a la cárcel y
otros hasta quizás hasta pierdan la vida. Pero mismo así no hay que tener miedo
y no hay que dejarse engañar por impostores, Dios nos defenderá y nos llenará
de sabiduría para poder dar testimonio de Dios delante de los hombres.
La vida está
llena de ciclos: hay un comienzo y hay un fin de ese comienzo; hay un amanecer
y un tardarse de sol; hay un nacimiento de un ser vivo y hay la muerte de ese
mismo ser; hay un inicio de una relación y hay una terminación de la misma
relación interpersonal con otros seres vivos; Jesús nos anuncia el fin de los
tiempos, no para tener miedo, sino para estar preparados, nos invita a confiar
en Dios y a permanecer firmes en su palabra. Porque Dios nos ama esperamos, en
su amor, ser atendidos.
P. Chava, SVD |
P. Chava, SVD: Misionero del Verbo Divino, Vicario de
la Parroquia Nuestra Señora de Altagracia, Diócesis de Madrid, España.
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