P. Chava, SVD |
Proverbios 9,1-6; Salmo 33; Efesios 5,15-20; Juan 6,51-58
Domingo, 16 de agosto de 2015
La comida
da vida, pero cuando esta comida se le añade el símbolo, el significado, y la
gracia, se vuelve sacramento y se convierte en un alimento espiritual que da
vida eterna, como es la Eucarística: el cuerpo de Cristo.
En el libro de Sabiduría, usa la metáfora de una casa para hablarnos de un nuevo régimen,
donde el compartir es el centro de su ser, don la sabiduría, es decir el
conocimiento de Dios dará más seguridad que la misma sabiduría falsa de algunos
hombres. Por eso los hombres cantarán el salmo 33 “Gustad y ved qué bueno es el Señor”.
San Pablo exhorta a los efesios a dejar sus vicios, que sus impulsos no les lleve al libertinaje sino al contrarío que se dejen conducir por Dios en concreto por el Espíritu Santo, por eso la comunidad debe elevar su voces para cantar y hacer oración con toda el alma, con todo el corazón, y a este Dios Uno y Trino hay que darle gracias en todo momento.
Jesús nos dice que es el pan bajado del cielo y no como el maná que
comieron los judíos en el desierto, este pan trae vida y unión por gracia de
Dios, el que coma este pan vivirá para siempre, permanecerá unido a la
comunidad terrena, es decir, la Iglesia y nos traerá la unidad con la comunidad
celestial, es decir, con Dios Uno y Trino.
P. Chava, SVD |
El Señor crea comunidad entorno a él, es el Señor que alimenta
a su pueblo y lo sostiene con sus palabras de vida eterna y con su cuerpo y su
sangre que nos da para alimentarnos. Este pan dará vida y fortaleza a un pueblo
para que viva en fe, esperanza y amor.
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