P. Chava, SVD |
Reyes 19,4-8; Salmo 33;
Efesios 4,30–5,2; Juan 6,41-51
Domingo, 9 de agosto de 2015
Dios siempre alimenta; la providencia de Dios es
evidente. Habrá hambre y miles de necesidades y millones de necesitados, pero
Dios siempre auxilia y provee. Confiando en su bondad, el creyente descubre que
es rescatado y salvado de sus problemas para que tenga vida eterna.
El profeta Elías después de
andar bastante tiempo en el desierto desea morir, pero Dios no lo permitirá,
manda un ángel para alimentarlo; Elías come y bebe y después de 40 días llega
al monte Horeb para orar al Señor. Salmo
33 por eso el creyente puede confiar a Dios diciendo: Salmo 33 Gustad y ved qué bueno es el Señor.
P. Chava, SVD |
El
apóstol Pablo da buenos consejos y recomendaciones a la comunidad de los
Efesios, para que se perdonen, sean tolerantes entre ellos y que se amen, como
el mismo Jesús lo hizo, que perdonó nuestros pecados y nos amo con locura a tal
grado de dar su propia vida para salvarnos.
Jesús responde a las críticas
que le hacen, y les advierte que es Dios quien llama a sus elegidos, que Él es
el nuevo pan bajado del cielo y que demás quien crea y coma de él tendrá vida
eterna.
La humanidad está necesitada de compasión, necesita
amor y caridad, pues imposible vivir en un mundo tan divido por la corrupción,
la violencia, las injusticias sociales, la pobreza y la riqueza mal
distribuida. Por eso Dios necesita de sus fieles para ayudar y sanar los
corazones de las personas que imploran su ayuda. Pues el Señor se hace presente en el amor al prójimo y su justicia se hará
realidad con la construcción del Reino de Dios expresada en el alivio de los
males que sufre el mundo y la humanidad.
P. Chava, SVD |
P. Chava, SVD: Misionero del Verbo Divino, Vicario de la Parroquia Virgen del Alba,
Alcorcón, (Diócesis
de Getafe), Madrid, España.
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