P. Chava, SVD |
Jeremías 31,31-34; Salmo 50; Hebreos 5,7-9; Juan
12,20-33
Domingo, 22 de marzo de 2015
Domingo, 22 de marzo de 2015
La cruz, es
el recuerdo del amor de Jesús a Dios y a la humanidad. La cruz
es un misterio que en la mística de muchos santos, encuentran y ven en la cruz
el amor perfecto entre lo divino y humano. La misma cruz tiene un gran
significado en la vida de los cristianos; es increíblemente la cruz es un
símbolo de gran poder. La cruz nos
puede generar muchos sentimientos: amor, alegría, paz, odio, temor; nos puede
traer muchos recuerdos: oración, intimidad, protección, identidad, pertenecía,
bendición, religión; en fin tanto hacer el gesto de la cruz con nuestra mano,
como tener una imagen, crea en nosotros una conexión directa con Dios.
Jeremías,
anuncia los oráculos del Señor, marcando un antes y un después,
el Señor renovará su alianza con el Pueblo de Israel, ya no desde la ley
escrita en piedra, es decir, en una norma o en un ideal; el Señor lo hará una
nueva alianza desde el corazón del creyente; desde la esencia del alma y del
ser de cada persona que se deja guiar por Dios, pues el Señor formará una
memoria histórica en cada persona desde los sentimientos y la experiencia, de
cada hombre y mujer que se siente amado y perdonado por Dios. Por eso todos los
creyentes diremos al Señor como nos dice el Salmo 50: “Oh Dios, crea en mí un corazón
puro”.
El discípulo, declara que Jesús sufrió, tuvo miedo, imploro misericordia con gritos y
lagrimas, en un contexto de oración a su Padre, pues no deseaba morir, pero sin
embargo para ser fiel a la voluntad del Padre, se ánodo así mismo y tomo la
condición de esclavo, de siervo y de ofrenda: “se inmolo”. Con su muerte gano
la salvación del los hombres y de las mujeres, pues quien obedece al Señor, comprende
que Dios tiene unos planes en su vida, entiende que dando la vida se genera más
vida.
P. Chava, SVD |
Jesús, dice
a sus discípulos “ha llegado la hora de ser glorificado el Hijo del hombre”, es
decir, Jesús está a punto de morir; Jesús será inmolado ante los sus discípulos
y el pueblo de Israel, y como testigo está Dios; el Cristo (Mesías) colgado de
una cruz, con su muerte dará vida a toda la humanidad. Los cristianos somos
discípulos de Cristo y muy probablemente tendremos el mismo destino que Jesús, “si
queremos ser fieles a su mensaje”; no moriremos en la cruz, pero si tenemos que
tener claro que hay que “dar la vida por los demás”, para generar más vida y
esto es lo que nos distingue, pues se convierte en un acto de amor. “Amar a
Dios, con todo el corazón con todo el alma y a mi prójimo como a mí mismo” es: “morir
para dar vida”, es dar la vida para dar más vida y todo eso es motivado por el amor
a Dios y a la humanidad.
La cruz, es una palabra que puede provocar polémica y
dolor, nadie en principio quiere morir, hoy no deseamos la muerte de nadie,
pero en un “sentido metafórico”, cada día, muren personas para dar la vida por
los demás, cada día hay personas que se sacrifican para que los suyos tengan
vida; cada día Cristo nos invita hacer lo mismo que Él hizo hace casi 2000 años
atrás, tomar la cruz y morir en ella; con esas palabras los primeros cristianos
deciden seguirle. El cristiano no es un suicida, el cristiano es una persona
que se sacrifica para dar la vida, para que generemos vida: dar la vida para
amar, dar la vida para proteger, dar la vida para sanar, dar la vida para hacer
feliz a los demás, dar la vida porque amamos y lo demostramos en cada palabra,
trabajo, estudio, detalle que genera vida. Tomemos nuestra cruz y sigamos a Jesús.
P. Chava, SVD |
P. Chava, SVD, Misionero del
Verbo Divino, Vicario de la Parroquia Virgen del Alba, Alcorcón, (Diócesis de
Getafe), Madrid, España.
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