P. Chava, SVD |
Isaías 50,4-7; Salmo 21; Filipenses 2,6-11; Marcos 15,1-39
Domingo, 29 de marzo de 2015
Comenzamos la
Semana Santa con el Domingo de Ramos; las lecturas de este día nos anticipan la
pasión del Señor del Viernes Santo, nos revelan el gran misterio de Dios: “el
Hijo de Dios”; Jesús es el Cristo que muere en la cruz.
Isaías, narra la actitud del siervo sufriente, que encara
el dolor y las humillaciones por la fe que tiene puesta en Dios, confía en que
el Señor no lo va a defraudar. En medio
de tanta maldad el inocente puede implorar a Dios como dice el Salmo 21 Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has
abandonado?
P. Chava, SVD |
Pablo, nos narra
que Jesús dejando a un lado su condición de Hijo de Dios, se humilló hasta
morir en la cruz, con toda clase de tortura y maldad, con su inocencia y su
entrega nos pone el ejemplo de seguir a Dios hasta las últimas consecuencia,
con esto Dios le dio poder en la tierra y en el cielo: le dio Nombre-sobre-todo-nombre,
por tanto Jesús es el Señor de señores. Nos compro con su sangre y su vida. Nos
salvo de nuestros pecados.
Jesús, colgado en la cruz dijo: “Eloí,
Eloí, lamá sabaktaní”. Que significa: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has
abandonado?” Y Jesús, dando un fuerte grito, expiró. El centurión, que estaba
enfrente, dijo: “Realmente este hombre era Hijo de Dios”. Todo el evangelio de
san Marcos nos crea el suspenso de pensar ¿quién esté Jesús?, y es en la cruz,
por boca de un “pagano” que nos dice su identidad: “Jesús es el Hijo de Dios”.
Es mejor que muera el
inocente para salvar a un pueblo, y no que muera un pueblo por un rebelde. Fue uno de los argumentos de los líderes
religiosos y civiles, para convencer al pueblo para matar a Jesús, pues era preferible
que muera un hombre a que llegara la paz romana, es decir: “la cruz”, que apacigua
las rebeldías, los motines y que inhibe cualquier otro alzamiento del pueblo
con ansias de cambiar el sistema, pues ellos tienen miedo a morir en la cruz o en
la cárcel.
Pero Jesús no sólo murió por
la decisión de unos hombres; Jesús realmente entrego su vida para salvarlos y mostramos
cuanto ama a Dios y a su pueblo; con su muerte nos purifica de nuestros pecados:
del poder, del egoísmo; de la corrupción, nos revela hasta qué punto puede
llegar la maldad del hombre. ¡¡¡¡Ven Señor Jesús y sálvanos de nuestros pecados!!!!
P. Chava, SVD |
P.
Chava, SVD, Misionero del Verbo Divino, Vicario de la Parroquia Virgen del
Alba, Alcorcón, (Diócesis de Getafe),
Madrid, España.
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