5º de Cuaresma, Ciclo B
Jeremías 31,31-34; Salmo 50; Hebreos 5,7-9; Juan 12,20-33
17 de marzo de 2024
Jesús murió para salvarnos, la muerte en la cruz fue el signo visible de su
amor por Dios y la humanidad. La muerte en la cruz, se convierte de una
evidente derrota y crisis en una digno de glorificación a Dios, pues la vida
vence a la muerte, pues el amor vence al pecado y así comprendemos como es que
Jesús nos salvó y amo, al morir en la cruz.
Jeremías renueva la alianza de Dios y su pueblo al
repetir las palabras del Señor que dije: “inscribiré mi ley en los corazones de
mi pueblo” así queda purificado y renovado, esto lo dice después de ver qué
mismo pueblo que liberó de la esclavitud en Egipto ahora traiciona la alianza
con Dios, al no cumplir sus mandatos. A pesar de eso Dios perdona, sana y
convierte a su pueblo, lo redime de sus pecados y todo el pueblo se dará cuenta
del amor de Dios y de su fuerza liberadora del pecado.
En la carta a los Hebreos nos recuerdan que Jesús no
quería morir, pero por amor a la humanidad y a Dios lo hizo. Jesús, a pesar de
ser Hijo, aprendió, dentro de un gran sufriendo, a obedecer en todo momento. Su
muerte en la cruz nos dio nueva vida y se renovó la alianza para siempre. Jesús
nos pone el ejemplo de amar sin límites, de servir sin medida y de entregar
todo por amor a Dios y a la humanidad.
P. Chava, SVD |
P. Chava, SVD |
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