14º Tiempo Ordinario, Ciclo-B
Ezequiel 2,2-5; Salmo 122; 2 Corintios 12,7b-10; Marcos 6,1-6
4 de julio de 2021
P. Chava, SVD |
El profeta por vocación es el mensajero de Dios, es el
Señor que le da autoridad para hablar en su Nombre, el profeta es el sirviente
de Dios, hasta entregar su vida, por tanto, es capaz de soportar todo dolor de
persecución por causa del Señor. El profeta anuncia la Palabra de Dios y
denuncia los pecados de las personas en general, por consiguiente, el profeta
se convierte en la conciencia de Dios en medio del Pueblo del Señor.
En la primera lectura, Dios escoge a Ezequiel para que sea su profeta en medio del pueblo de Israel, que sea testigo de la presencia de Dios en medio de un pueblo rebelde, que muchas veces: “ignora o desafía de la voluntad del Señor, no cumpliendo la alianza de Dios y sus mandatos”, es decir, no le hace caso. El profeta será la conciencia que advertirá a las personas de los pecados y maldades que comete como pueblo escogido por el Señor. Porque Dios no quiere la muerte del pecador, sino que se arrepienta y cambie, en sentido general, el pueblo debe de reconocer su maldad después convertirse, para ser fiel a Dios y su alianza de salvación.
P. Chava, SVD |
En la segunda
lectura, san Pablo, está pasando por momentos muy difíciles, tiene mala
salud, lo insultan y le persiguen, y mismo así, la fe Pablo, no decae sino al
contario aumenta, pues su consuelo y su fortaleza es el señor Jesús, que le
dice: que su “gracia” lo sostendrá en la tribulación. Pablo entiende, que su debilidad
como hombre, le permite ser humilde, para confiar más en la fuerza del Señor,
pues sabe que Dios lo protege y lo libra, de todos los males que le pudieran
afectar, teniendo así una fe firme en el Señor.
En el evangelio según
san Marcos: Jesús, experimenta el dicho popular: “nadie es profeta en su
propia tierra”, porque la gente que lo conocen lo descalifican por venir de una
familia humilde y sencilla, “sólo es un carpintero”, no tiene preparación
aparente sobre las escrituras, para el pueblo Jesús no es importante en su
comunidad, por eso no tienen fe en Él y por consiguiente Cristo no llega hacer
ningún milagro en su comunidad de Nazaret.
Las lecturas de hoy, nos estimulan a oír la palabra de Dios, a entender e interpretar su mensaje del Señor, para poderlo vivir y poner en práctica en nuestras vidas. Pero esto, no es posible, sin que alguien nos hable de Dios: en la familia, en la Iglesia, en la comunidad, en la escuela, en el trabajo; en fin, Dios necesita todos los días de gente que asuma el reto de ser su profeta en medio del pueblo de Dios. ¿Y tú que haces para transmitir el mensaje de Dios?
P. Chava, SVD |
P. Chava, SVD: Misionero del Verbo
Divino, Párroco in solidum de las unidades pastorales en Villatuerta, Oteiza,
Noveleta, Grocín y Murillo, en Navarra, Diócesis de Pamplona, España.
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