Jesucristo, Rey del
Universo, solemnidad
Ezequiel 34, 11-12.5-17; Salmo 22; 1 Cor 15,
20-26a.28; Mateo 25,31-46
22 de noviembre de 2020
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P. Chava, SVD |
“La
mejor manera de venerar al Corazón de Jesús es haciendo nuestros sentimientos
de acuerdo con la admonición de la Sagrada Escritura: «Tengan entre ustedes los
mismos sentimientos que tuvo Cristo Jesús». Esto quiere decir que vivamos y
trabajemos en nuestro estado de vida de acuerdo con nuestras fuerzas, por esa
causa por la cual el Corazón de nuestro divino modelo se entregó y ofreció todo
lo que tenía”. Arnoldo Janssen
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P. Chava, SVD |
En el libro de
Ezequiel, Dios es presentado como el pastor que cuida y protege a sus ovejas dispersas.
Esto hace una alusión directa a los judíos exiliados en Babilonia. El pueblo de
Israel, será liberado de su esclavitud y todos formaran un nuevo rebaño, un
solo pueblo; El Señor como el buen pastor buscará a las ovejas perdidas y las
hará volver al rebaño junto a las otras que están fuertes y gordas bajo su
cuidado, a todas ellas las cuidará, pero también implantara su justicia, y separará
a cada una según su justicia. Por eso hay que confiar en Dios, pues nos libera,
nos cuida y nos hará vivir en justicia, como dice el Salmo 22: “El Señor es mi
pastor”.
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P. Chava, SVD |
En la segunda
lectura san Pablo hace teología: dice que Jesús vencerá a todos sus enemigos
entre ellos a la muerte y quien cree en Él tendrá vida eterna. Pablo nos recuerda la historia de la salvación,
e interpreta los hechos históricos como una cadena de sucesos de: “causa y
efecto”; nos recuerda que por Adán perdimos el paraíso y la vida eterna, por desobedecer
a Dios, pero ahora, por la obediencia de Jesús al morir en la cruz, recuperamos
la vida eterna. Por eso Jesucristo salvo al mundo entero. Tengamos la seguridad
que al final de los tiempos, los muertos resucitaran porque confiaron en Jesús.
En el evangelio
de Mateo, nos narra como va a ser el final de los tiempos, desde la óptica cristiana:
“está representado con el juicio final”. Dios hará comparecer a la humanidad
entera y será clasificada y separada en dos secciones, como lo hace un pastor
con su rebaño: entre “corderos y cabritos”; la gente que tuvo compasión y
misericordia con su prójimo en sus circunstancias de necesidad y dolor son “los
corderos”; en su contraparte quienes no ayudaron a su prójimo son “los
cabritos”; los corderos tendrán vida eterna y estarán con Dios; los cabritos no.
Las lecturas nos
hacen recapacitar sobre la importancia de Dios en nuestras vidas, puesto que
Dios es nuestro Pastor, Él cuida de sus ovejas las rescata y las salva de los
peligros, cura sus heridas, las alimenta y las protege con todo su amor. Por
tanto, confiemos siempre en Dios que nunca se olvida de sus ovejas, el buen
Pastor cuida y da la vida por sus ovejas como lo hizo Jesús.
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P. Chava, SVD |
P.
Chava, SVD: Misionero del Verbo Divino, Párroco in solidum de
las unidades pastorales en Villatuerta, Oteiza, Noveleta, Grocín y Murillo, en
Navarra, Diócesis de Pamplona, España.
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