Domingo 3º de
Pascua – Ciclo A
Apóstoles 2,14.22-33; Salmo 15; 1 Pedro 1,17-21; Lucas 24,13-35
26 de abril de 2020
Apóstoles 2,14.22-33; Salmo 15; 1 Pedro 1,17-21; Lucas 24,13-35
26 de abril de 2020
P. Chava, SVD |
Es verdad, Jesús ha resucitado. Lo reconocimos “al partir el pan”. Además de recordar que ardía nuestro corazón
cuando nos explicaba las escrituras por el camino. Señor quédate con nosotros.
En la primera
lectura de Hechos de los Apóstoles san Pedro predica a los judíos sobre lo
acontecido con Jesús: murió un inocente en la cruz, pero Dios lo resucito. Además,
Pedro hace una reseña del Rey David, que miro en alguna visión al Mesías que
experimento la muerte sin conocer la corrupción del cuerpo, lo mismo aconteció
con Jesús, por eso podemos relacionar y asegurar que Jesús es el Mesías que
Dios mando al pueblo de Israel. Salmo 15, “Señor, me enseñarás el sendero de la
vida”.
P. Chava, SVD |
En la segunda
lectura Pedro relaciona la imagen de Dios al compararlo con un padre exigente,
por lo mismo sus hijos tienen que obedecer y portarse según su voluntad, para
poder evitar su ira y su juicio. Es una metáfora, no para tener miedo a Dios,
sino para comprender que Dios nos ama tanto que no quiere que suframos por
nuestros egoísmos, nuestra determinación de hacer daño al ser humano y al mundo
para conseguir bienes materiales. Por eso Dios nos pone límites y nos pone
normas que nos ayuden a convivir, respetar y amar al ser humano y su entorno;
en definitiva, a tratarnos como sus hijos y como hermanos entre nosotros, que
comparten un mismo mundo.
P. Chava, SVD |
En el Evangelio
según san Lucas, nos narra la historia de conversión de dos discípulos que
caminaban hacia Emús. El relato nos crea una intriga, pues revela a los
lectores que es Jesús quien ha resucitado y Él explica a sus discípulos el significado
y cumplimiento de las profecías, es decir, tenía que suceder que matarán al
Mesías para traer la salvación al mundo, según las escrituras. Lo más enigmático
fue que sus discípulos reconocieron a Jesús al partir el pan, y contaron todo
lo sucedido a los demás discípulos, añadieron que ardían sus corazones cuando
les explicaba las escrituras desde Moisés hasta los profetas. En la actualidad
nuestras misas, hacen visible a Jesús, las comunidades forman su cuerpo místico
y todos los bautizados somos su Iglesia y su cuerpo en la tierra: somos sus
manos, sus ojos, sus pies, para hacer el bien y para transmitir su amor a la
humanidad, hasta el final de los tiempos.
P. Chava, SVD: Misionero del Verbo Divino, Párroco in solidum de las
unidades pastorales en Villatuerta, Oteiza, Noveleta, Grocin y Murillo, en
Navarra, Diócesis de Pamplona, España.
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